DESDE LOS HIMALAYAS 274
Hace aproximadamente nueve años recibía una llamada haciéndome una invitación a colaborar en una empresa de nombre ABZ Turístico, que por cierto, era muy querida ya por mucha gente, esa llamada era del Sr. Jesús Romero, a quien había conocido personalmente unos meses antes en Cancún y que hacía muestra de su ingenio notable en esos días, me dijo: “vengo a cambiarte la vida”; entre una risa de nervios de mi parte y una risa simpática de su parte, continuó diciendo “podemos platicar y te cuento todo”.
Con gusto acepté la invitación a comer para conocer un poco de lo que esta empresa hacía y cuál era su función en el mundo del turismo; después de un par de horas de charla y con una forma peculiar de contarme qué es lo que realmente se realizaba dentro de ABZ Turístico, entendí de inmediato y me pareció interesante toda la labor, empeño y pasión que se le pone, pero en ese momento mi mente estaba invadida por un gran cariño, gusto y respeto que tengo por la aviación, motivo que no me permitía abrirme camino a algo totalmente desconocido para mí, sin embargo, había algo muy interesante que me atrapaba: los viajes, conocer el mundo y cada rincón de México.
Después de una segunda cita a desayunar y con una conversación más formal, una que se tornó en una charla muy amena, con la visión de lo lejos que se podía llegar con mi apoyo, con mi experiencia en agencias de viajes, y todo lo que podría aportar desde mi trinchera, me convencí totalmente y en ese momento le dije “acepto la invitación y vamos a trabajar”.
Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que no me equivoqué en tomar esta decisión, una de las mejores que he tomado en la vida; aceptar tu invitación a trabajar en conjunto y con eso darme la oportunidad de conocerte y aprender de ti, de tener una relación laboral que se convirtió en una gran amistad, una amistad sincera, una amistad que supimos valorar a cada momento y en cada aventura que vivimos juntos, desde correr medio maratón en un país desconocido, hasta pedalear más de 300 km para llegar a Puerto Vallarta, esa fue una gran aventura y una gran experiencia de vida.
Hubo otras más donde sumamos kilómetros en diferentes partes del mundo, esas hazañas que ahora viven en mí y que serán imborrables, aventuras y momentos buenos y malos, circunstancias en las que nunca me dejaste solo, como cuando murió mi padre y siempre estuviste a mi lado; momentos en los que me brindaste apoyo cuando más lo necesitaba.
De ti aprendí que no hay barreras ni fronteras que me puedan detener, que la vida te da revanchas y que hay que saber elegir a los amigos y aprender de cada lección. Hoy sigo aprendiendo a vivir sin ti, pero seguimos en este camino y más fuertes que nunca, con esa filosofía que nos dejaste y esa esencia que siempre ha proyectado a ABZ Turístico, esos proyectos por los que tanto trabajaste y ese gran equipo que formaste. Hoy va por ti mi querido Capitán, este barco sigue flotando y seguirá navegando hasta llegar muy lejos.
Ya estás en ese viaje eterno al lado de mi padre y siempre siempre los recordaré y llevaré en mi corazón. Un ser humano que siempre ayudaba a quien lo necesitaba; extraño esas pláticas interminables de tus viajes, tus mundiales y todas tus locuras.
Hoy te digo GRACIAS por esa llamada… y sí, me cambiaste la vida.
Alfonso Íñiguez
Gerente de Ventas
ABZ Turístico