Desde Los Himalayas 281
TOCAYITO, AMIGO
Tengo tantas cosas que decir, que realmente no sé cómo empezar ni mucho menos expresarlas.
Fueron 18 años en los que vivimos un sinfín de momentos que nos unían cada vez más, y quiero que sepas que antes de conocerte, jamás pensé que podría llegar a coincidir con una persona como tú, un ser tan especial que, a pesar de que éramos diferentes, había muchas cosas que nos unían, desde ideas, sueños, metas, y hasta algunas locuras.
Recuerdo con cariño aquellos días donde nos reuníamos para platicar y realizar proyectos, es justo en este preciso momento cuando me vienen a la mente tus palabras: “a ver tocayito, vamos a ver… tranquilo”, para que luego sacaras una hoja de papel, servilleta, o algo que te funcionara para poder empezar a garabatear, hacer dibujos, líneas, o algo que te ayudara para que “todo quedara más claro”, aunque la realidad es que si alguien llegaba a ver esa hoja o lo que fuera, no entendería nada a menos que hubiera estado presente para comprender la estrategia que había detrás de todos esos “rayones sin sentido”. Todas esas propuestas que tenías para mí y que eran el comienzo de un gran proyecto, me demostraba el verdadero valor de una buena amistad, sabiendo siempre que tenía tu apoyo y confianza.
Llegar a verte y considerarte un amigo se dio de manera natural, no tuvimos que forzar ninguna charla ni momento, era tan genuino nuestro entendimiento que incluso nos hizo compartir ciertas locuras, como aquella en la que por hacer las cosas diferentes, organizamos una campaña en contra del cáncer de mama y casi terminamos sin ropa con tal de lograr nuestro objetivo y que todos se unieran a la causa. Todas esas locuras nos iban uniendo cada vez más.
Siempre recordaré esas largas charlas donde platicábamos de nosotros, de la familia, de la vida… de absolutamente todo. Otra cosa que no olvidaré, es que cuando te gustaba algo lo hacías saber y lo demostrabas poniendo toda tu pasión y empeño en ello, por eso el día que me hiciste la invitación para correr un maratón, recuerdo haberte dicho que yo no corría ni las cortinas de mi casa; sin embargo, tú me animaste a correr mi primer maratón, y no sabes cómo te lo agradezco, porque fue una gran experiencia.
Ahora no me queda más que decirte GRACIAS, gracias por tenerme paciencia, por haber estado a mi lado, por estar en los momentos exactos y haberme dicho las palabras adecuadas; gracias porque, aunque te fuiste, sigues siendo una parte imprescindible en mi vida; gracias por esas largas llamadas, por esas visitas, y por ser el mejor amigo que podría tener.
Jesús Morales
Gerente Nacional de Ventas de RCD Hotels