Desde los Himalayas 297
Mi papi cuando llegaba del trabajo, siempre se acercaba a mí, me abrazaba fuerte y me empezaba a “olfatear” del cuello sin parar mientras me preguntaba “¿dónde está mi cachorrito?” A mí me daba mucha risa y él no dejaba de olerme y decirme que yo era su cachorro.
Él también me decía “Mi pedacito de cielo”, y a mí me gustaba decirle “Padruno”; yo creo que me decía así porque le gustaba muchísimo el espacio y hablar de eso. ¿Han visto en la noche una estrella que siempre está en el cielo? Es la más grande y la más brillante; yo sé que es mi papi.
También viene a visitarme todo el tiempo a mi casa, a mi escuela, al rancho, ¡a todos lados! Supe que era papi porque cuando él se fue a Los Himalayas, y mi mami me llevaba a mi escuelita, cuando llegábamos aún no estaba abierto, entonces teníamos que esperar y él venía todos, todos, todos los días a acompañarnos hasta que abrieran mi escuela. Y una vez también vino con su mamá, mi abue, y los dos nos visitaron en forma de colibrí.
Yo tuve al mejor Padruno del universo, me gustaba mucho pasar tiempo con él, solos él y yo o también todos, con mi mami y hermanos, porque hacíamos cosas muy divertidas; a él siempre se le ocurrían cosas emocionantes para hacer todos juntos y me hacía reír mucho porque me contaba historias chistosas y palabras graciosas que él inventaba todo el tiempo.
Cuando se fue a los Himalayas, la Navidad siguiente mami me regaló un peluche que adentro tenía un pequeño radio con la voz de papi. Él me dijo que yo puedo ser lo que yo quiera ser de grande; y como sabía que me gustan muchísimo los animales, entonces me dijo que si de grande quiero ser veterinaria, voy a ser ¡la mejor veterinaria del mundo! Y también después me hace reír como siempre lo hacía, porque con su voz chistosa me dice “aunque te den asco las tripas”. Así era mi papi, mi persona favorita que nunca me regañaba por nada, ni siquiera cuando mami se iba de viaje y nos quedábamos él y yo. Él trabajaba en su compu y yo hacía travesuras; como la vez que llené a Nan (mi gatita) de vaselina en todo el cuerpo, para hacerle peinados locos, mientras que Padruno en vez de regañarme, estaba tomando fotos y videos de todo lo que hacía para mostrárselos a mi mami, para que ella pudiera ver lo bien que nos portábamos juntos. Estoy segura de que mi papi siempre fue mi mejor compañero de travesuras.
Una de la cosas que más me gustaba hacer con mi papi era ver Bluey antes de dormir, era como nuestra tradición; cada noche, después de que salía de bañarme, me secaba mi cabello y me lo cepillaba mientras veíamos un capítulo de mi caricatura favorita (me decía que él me quería cepillar el pelo por siempre, hasta que yo estuviera viejita y él fuera una calaca) y después, cuando ya me iba a dormir, me ponía una canción en su teléfono y lo dejaba debajo de mi almohada, y yo me quedaba dormida escuchando sonidos de la naturaleza o las olas del mar… me gustaba mucho.
Mi papi viajaba mucho, y aunque sabía que era por su trabajo, a mí no me gustaba que lo hiciera porque lo extrañaba todo el tiempo. Mi mami me prestaba su celular para mandarle mensajes con muchísimas caritas, corazones, flores, animalitos y todo lo que me gustara para él. También le mandaba audios y a veces hacíamos videollamada y él me decía ¿quieres ver dónde estoy? Y entonces me enseñaba el lugar al que había viajado. Lo único que me gustaba de que papi se fuera de viaje, es que siempre que regresaba me traía un regalito, ¡como mi Llama-llama (peluche) con pelo de llama real!
A mi papi siempre le gustaba darme sorpresas especiales. Un día llegó con ¡un peluche de Bluey! (La caricatura que siempre veíamos juntos y a él también lo hacía reír como a mí). Desde ese momento fue uno de mis peluches favoritos y me acompañaba a dormir y a todos lados, porque también me dijo que cuando él se fuera de viaje o a trabajar y yo lo extrañara, solo abrazara a Bluey y sería como si lo abrazara a él. A veces íbamos al parque a darle de comer tortillas a los patos papi, Bluey y yo; mi papi me columpiaba y yo columpiaba a Bluey. También nos gustaba mucho ir a otro parque muy divertido que papi y yo le decíamos “el parque del calzoncín” porque los columpios para niños de mi edad, parecían un calzoncito y papi decidió llamarle así a ese parque. A mí me emocionaba mucho también ¡porque nos íbamos en la bici! La bici de mi papi tenía un asiento pequeñito para mí y ahí me iba yo con mi cinturón de seguridad que papi me enseñó a ponerme desde bebé. En el parque no solo nos columpiábamos, también jugábamos en la casita de madera que había y hacíamos pasteles y comida de lodo; yo preparaba de todo con flores, hojas de árboles, pasto, tierra y todo lo que me encontrara, porque mi papi era mi invitado al picnic y se comía de todo lo que le preparaba y siempre me pedía más.
Yo tengo un lugar preferido, es el rancho, y un día que era mi cumpleaños mi mami me llevó. Yo me acuerdo que estaba jugando con mi primo Fer cuando vi que venía el coche de papi. Llegaron él y mi hermana Jimenita y cuando corrí a abrazarlo, el abrió la cajuela y… ¡toda estaba llena de regalos de Harry Potter y hasta una piñata! Todos nos divertimos mucho ese día. Yo estaba disfrazada de Luna Lovegood y mi pastel tenía la varita de sauco, los lentes de Luna y la bufanda de Gryffindor. Tengo muchas fotos que mi papi me tomó ese cumpleaños, y mi mami tiene muchas fotos de papi tomándome fotos a mí. A veces ella y yo nos ponemos a ver todas esas imágenes y videos para recordar como mi papi siempre traía su cámara en la mano.
También teníamos otra tradición, cada año en mi cumpleaños íbamos a la playa y era mi viaje favorito porque me encanta estar en la alberca, y mi papi siempre estaba conmigo, tooodo el día, desde que despertaba hasta que se terminaba el horario de la alberca. Jugábamos a que yo era un pececito y él un tiburón, hasta se ponía unos goggles míos que tenían una aleta de tiburón, él se veía muy chistoso porque le quedaban muy pequeños, pero a mí me encantaba ese juego. Y a veces, cuando estábamos en la habitación, nos metíamos al jacuzzi y nos hacíamos peinados y barbas locas con la espuma. También nos gustaba mucho hacer castillos de arena, yo traía el agua del mar, buscaba las conchitas y le decía a papi mis ideas del castillo y él se ponía a construirlo todo, con ríos que rodeaban todo, torres muy altas y hasta puentes que papi y yo cuidábamos que nadie aplastara.
Me hubiera gustado mucho ir a Noruega con él, ver la nieve y jugar juntos, pero ahora estoy segura de que papi es feliz en los Himalayas y que va a tener una Navidad muy bonita, con mucha nieve, renos y tomando fotos de todo, como a él le gustaba.
Sofía Romero Campos
Su pedacito de cielo.