DESDE LOS HIMALAYAS 286
Sé que en esta sección todos han compartido momentos que han vivido con Jesús, anécdotas, experiencias, risas, y recuerdos que quedarán marcados en los corazones de la gente que tuvo el privilegio de compartir con él. Sin embargo, quisiera expresarme de manera diferente esta vez para platicarles una experiencia con él que me quedará para el viaje que me resta en esta vida.
En el momento en que me contactaron para trabajar en ABZ, estaba viviendo en Cancún, con un trabajo completamente distinto al de ahora, pero por alguna razón, sin dudarlo y sin conocer exactamente de qué empresa me llamaban, acepté sin saber que estaba tomando la mejor decisión de mi vida hasta el momento.
Conforme pasaba el tiempo y conocía más a Jesús, me di cuenta del ser humano que era y siempre pensaba “Jesús es el jefe que todo mundo debería tener en su vida”, luego pasó de ser mi “jefe” a convertirse en la persona que más admiraba y respetaba en el momento. Sé que suena a cliché, pero entre más lo conocía, en mi pensamiento solo estaba: “cuando crezca quiero ser como él”.
Recuerdo perfectamente un día que teníamos un viaje a León, esa fue la primera vez que viajamos solo él y yo, y unos días antes de viajar, fui con Fabi para preguntarle qué canciones le gustaban a Jesús, para que cuando me pasara su celular y dijera las palabras mágicas “pon tu música”, yo tendría el playlist perfecto y fingiría todo el camino que no fui a preguntarle a nadie lo que le gustaba escuchar.
Ese viaje marcó un antes y un después para mí; siempre en mi vida quise tener un mentor, alguien que me guiara y me enseñara desde su experiencia por cuál camino andar; y luego de escucharlo hablar acerca de sus comienzos, y saber todo lo que había logrado, en ese momento supe que estaba delante de él.
A partir de ahí, lo puse en una posición en mi vida en que él era el maestro y yo el alumno, en todas las culturas existe desde siempre esa especial relación del maestro y el aprendiz: la relación de enseñanza directa que se vuelve un lazo eterno. Tanto en el pensamiento como en las artes, esta relación ha sido siempre apreciada y respetada: el decir “estudié bajo la tutela de…” y para mí era un gran honor y orgullo decir que lo que estaba aprendiendo, era bajo la tutela de Jesús.
Sé que fue corto el tiempo que compartimos, y hay días en los que pienso “ojalá te hubiera conocido antes para haber aprendido mucho más de ti”, a pesar de ello, sí fue grande el aprendizaje, me enseñaste que los seres humanos grandiosos aún existen, pues tú eras el claro ejemplo de ello, me enseñaste que cualquier sueño, por más loco que sea, es posible conseguirlo con esfuerzo dedicación y paciencia.
Maestro, hoy me tocó el privilegio de mandarte una carta hasta los Himalayas y recordarte un poco de lo mucho que me enseñaste, también quería decirte GRACIAS, por creer en mí, aún cuando yo no lo hacía, gracias por no darte por vencido y continuar con tus sueños, gracias a ti y a Fabiola por crear el trabajo que ni en mis mejores sueños creí que iba a tener.
Nos vemos en los Himalayas, porque aún tengo mucho más que aprender de ti.
Omar Rentería
Diseñador
ABZ Turístico