Desde Los Himalayas 307
Hoy te escribo con el corazón lleno de sentimientos, porque aunque ya no estés físicamente con nosotros, tu presencia sigue viva en cada recuerdo, en cada palabra y en cada gesto que dejaste en esta familia.
Desde el primer día que llegaste te convertiste en algo más que un yerno, fuiste como un hijo. Siempre agradeceré tu respeto, tu cariño y la manera tan bonita en que cuidaste y amaste a mi hija.
Siempre admiré tanto tu forma de ser: tu generosidad y la manera en que compartías con los demás; tu disciplina en el deporte, que era ejemplo de constancia; tu gran inteligencia, que se notaba en cada conversación; y esa humildad que te hacía especial. También me llenaba de ternura ver el profundo cariño y respeto que le tenías a tu mamá, un amor que demostraba la nobleza de tu corazón.
Gracias por la atención que me diste, por estar al pendiente de mi salud, por tus sabios consejos y porque gracias a ti conocí lugares del mundo que nunca imaginé visitar, y hoy, esos recuerdos se han convertido en tesoros que guardo en el alma.
Me reconforta saber que no solo yo, sino muchísima gente, sigue hablando con tanto cariño y admiración de ti. La huella que dejaste en quienes te conocieron, es imborrable, y me llena de emoción saber que tus amigos, tu familia y tantas personas que coincidieron contigo guardan palabras tan bonitas hacia ti; eso solo lo logran los seres humanos grandes, de corazón noble y espíritu limpio.
Eras un ser humano resiliente, y eso lo demostraste sobre todo durante la pandemia, cuando dejaste en claro que, con fortaleza y convicción, siempre se puede salir adelante. Aunque sabías que el turismo (tu negocio) se detuvo casi por completo, cada día publicabas mensajes motivadores que daban aliento a tu familia, a tus amigos y a todos los que te seguían en redes.
Recuerdo que en esos días en que había tan pocas actividades por hacer, te sentabas con nosotros a jugar juegos de mesa, aunque no eras amante de ello y lo hacías solo por darnos el gusto, regalándonos momentos entrañables y demostrando tu sencillez para convivir.
También recuerdo con gratitud cuando a Papá Juan se le juntaba demasiado trabajo en el rancho, tú dejabas todo lo que tenías que hacer y acudías con tu equipo para apoyarlo. Siempre dispuesto a ayudar y sacar adelante lo que fuera necesario.
Y cómo no agradecerte que a lo largo de tu vida trabajaras tanto por hacer crecer tu empresa y al mismo tiempo apoyar a mi hija, porque desde el principio me dijiste que ibas a capacitarla en todos los sentidos para que, en un futuro, ella pudiera hacer eso y más. Valoro profundamente que hayas compartido tu pasión por el turismo con mi hija, de involucrarla y hacerla partícipe en cada uno de tus proyectos, porque sé que fue tu manera de dejarle herramientas para toda la vida.
Algo que me gustaría contarte es que a partir de tu partida, mi hija organizó una carrera en tu honor para mantener vivo tu recuerdo. Desde entonces, año con año, en el Parque Metropolitano se lleva a cabo este evento que no solo honra tu memoria, sino que además recauda fondos para ayudar a una institución que apoya a personas con cáncer. Eso nos llena de fortaleza y de admiración hacia ella, porque sabemos que con ese esfuerzo mantiene viva tu presencia y tenemos la certeza de que, donde quiera que estés, estás feliz. Porque esa fue siempre tu misión: ayudar, ver por los demás y dejar huellas de bondad. Esa costumbre tuya de dar y de servir será el motivo por el que jamás dejaremos de recordarte.
Tus risas, tus consejos, tu nobleza y tu entrega como padre y como esposo quedarán siempre grabados. Aunque tu partida dejó un vacío muy grande, también nos dejaste una enseñanza de amor, de unión y de fortaleza. Y si algo me enorgullece profundamente, es que lograste ganarte el respeto y la admiración de toda nuestra familia. Te recordaré siempre con admiración, gratitud y un cariño infinito.
Tu luz sigue brillando en cada uno de nosotros, y aunque ya no te tengamos cerca físicamente, tu ejemplo de amor, generosidad y entrega nos inspira a ser mejores cada día. Sé que desde donde estás sigues cuidándonos y guiándonos, y que el legado de tu corazón noble vivirá por siempre en nuestra familia.
Con todo mi amor,
Mamá Mary