Colaboración Editorial 305
LO MÁS IMPORTANTE QUE TE TRAES DE UN VIAJE NO CABE EN LA MALETA
Viajar es una de las experiencias más enriquecedoras que existen. Nos abre la mente, nos conecta con otras culturas y nos permite descubrir nuevos caminos, pero también implica salir de nuestro entorno, alejarnos de casa y, en muchos casos, enfrentarnos a lo desconocido, incluso en un idioma que no dominamos.
A lo largo de mi carrera, he aprendido que por más planificado que esté un viaje, los imprevistos siempre pueden ocurrir. Y cuando estamos lejos, una situación sencilla puede convertirse en un gran problema si no contamos con el respaldo adecuado. Tener un seguro de viaje no se trata solo de cumplir con un requisito o una formalidad; se trata de prever, de cuidarnos, de saber que, pase lo que pase, hay una red de apoyo lista para responder.
Hace unos años, me tocó acompañar de cerca un caso que marcó profundamente mi manera de ver esta industria. Un grupo de viajeros mexicanos sufrió un accidente grave fuera del país, hubo hospitalizaciones de urgencia, traslados médicos y, tristemente, también pérdidas humanas. En momentos así, la diferencia entre estar protegido o no, puede ser abismal, tanto para la persona afectada como para sus seres queridos.
Viajar con protección es un acto de responsabilidad. Es pensar no solo en lo que queremos disfrutar, sino también en cómo reaccionar ante lo inesperado. Como profesionales del turismo, tenemos la tarea de acompañar al viajero también en eso, en cuidarse, en estar preparados y en viajar con tranquilidad.
Lourdes Croskey
Directora Comercial
Universal Assistance