Desde Los Himalayas
Lo recuerdo con cariño y pareciera que fue ayer cuando jugabas en la calle con tus amigos y mi tía se asomaba por la ventana de su casa y te gritaba: ¡tesoro! Tú solo te ponías colorado y sonreías a mi tía con pena, con cariño, con amor… y yo pensaba “qué bonito que te digan ‘tesoro’” (jajaja).
Otro recuerdo muy vivo en mi mente es cuando decidiste poner un puesto de hamburguesas a cuadra y media de casa de mis papás. Recuerdo tu adrenalina, tu entusiasmo, tu cara de emoción y las ganas de comerte el mundo. Empezaste a dibujar los bocetos para los volantes: una rica hamburguesa. Para mí era como un juego, porque te ayudaba a rellenar los contenedores de cátsup, y el puesto siempre estaba lleno de chicas y chicos, y no era precisamente por consumir algo, sino por el ambiente que transmitías.
Desde ese entonces empezabas a tener varias ideas de emprendimiento, y una más en la que me tocó acompañarte, fue a principios de los 90s cuando creaste junto con tus socios “BF” (Boca Floja) una pequeña discoteca en la colonia Jardines de la Cruz. La inauguración ¡fue todo un éxito! Y recuerdo muy bien la canción que elegiste para abrir la pista: O fortuna, y saliste con una barra de luz cyalume (luz química) que empezaste a esparcir por todo el lugar, y las personas empezaron a gritar con aquella emoción de la juventud, ese era el momento exacto donde empezaba el ambiente para bailar… siempre fuiste visionario, siempre pensabas más allá, y qué orgullo me da haber sido parte de tus éxitos.
El recuerdo más reciente que me llena de emoción, fue cuando llegaste al hospital donde nació mi hija, con tu cámara lista y varios lentes para la misma; entraste a la habitación y me dijiste que ya tenías rato en los cuneros, esperando que la enfermera se descuidara para tomarle fotos a la bebé, y al final te dijeron que no estaba permitido, pero me dijiste ya en la habitación: “tenía que estar aquí para inmortalizar el momento”… me diste una alegría muy grande, y la verdad es que fue una gran sorpresa, porque aún y con tus múltiples ocupaciones y vida agitada, lograste estar ahí para mí.
Así eras tú, un ser maravilloso y lleno de luz que aún permanece en nuestros corazones. ¡Gracias, gracias, infinitas gracias! Y como me dijiste en un sueño: “Levanta tu nariz hacia el cielo, ahí estaré”.
Hasta siempre primo, te amo.
Xo.
Xóchitl García Palacios