Desde los Himalayas 289
Los recuerdos van y vienen, nunca descansan pero se aglutinan en sentimientos encontrados cada vez que nos acordamos del “buen Jesus”, sí, sin acento, para llamarlo bajo un anglicismo que reflejará nuestro punto de encuentro, primero en el terreno profesional, después como una camaradería indisoluble al paso del tiempo.
Mi buen Jesus fue un ejemplo a seguir en todos los terrenos de la interacción social. Extraordinario líder en los negocios, siempre aconsejando, apoyando y sobre todo orientando en el terreno emocional asociado con ofrecer mejor calidad en lo que haces. Siempre fue referencia de lo nuevo, de la moda tecnológica, de lo que nos hacía mejores en el trabajo y, por ende, más competitivos en la industria.
Amigo entrañable, presente de la vida de los que lo queríamos (en las buenas y en las malas), ofreciendo el consejo sabio y el aliento de alguien que sabes que te lo dice de corazón, sin buscar nada a cambio. Sin menoscabo del tiempo que te podía dedicar para saber cómo ayudar y sobre todo cómo poder salir adelante de tus dudas e inquietudes en lo que él era un experto: la comunicación, el mensaje preciso, el uso de la tecnología de vanguardia, el transmitir con imágenes y pocas palabras, las experiencias que tus clientes quieren mostrar en el sofisticado y no siempre fácil mercado mexicano.
Fuiste un gran compañero de aventuras. Recorrimos juntos nueve carreras de maratón en icónicos escenarios como los Rock ’n’ Roll Marathon de Las Vegas y algunos otros en Alberta, Canadá (Jasper y Edmonton). Algunas veces compañeros de carrera en los medios maratones en donde yo competía y él se daba el lujo de decirme que teníamos el mismo nivel de condición física, cosa que nunca le creí, pero su bondad se lo agradecía. En otras ocasiones, corriendo maratones con los “pro” a su estilo, a su ritmo, buscando romper sus propias metas, enseñándonos la humildad y el gran corazón que tenía como compañero y amigo del grupo de corredores que formamos entre amigos denominado Ad Nova Runners Team.
En todos ellos cumplía su función de medio especializado en promoción turística, cubriendo la nota de forma diferente, poniendo la “sal y pimienta” de los eventos, explorando y mostrando lo que nadie veía, la foto rara, el escenario escondido o la persona disímbola.
Fue mi “gurú” no solo en el deporte de los maratones junto con otros grandes amigos, sino que también en el terreno de la reflexión profesional, de la intuición y la retrospección que te da la experiencia, no solo por los años vividos, sino por la naturaleza de su ser.
Hombre extraordinario, pensante y agudo en sus convicciones. Mi querido Jesus, sigue con nosotros.
Ben Díaz
Presidente de AD Nova