DESDE LOS HIMALAYAS 282
Yo soy de ese porcentaje de la población que cree en que hay personas que se cruzan en tu vida por un motivo o razón especial, aunque en ese momento no lo sepas, no lo entiendas o no quieras creer en ello, y para mí, una de esas personas ha sido Jesús.
Probablemente no hay algo que pueda decir que ustedes no sepan ya, porque de seguro lo conocían mejor que yo al haber tenido la dicha de compartir con él por mucho más tiempo. Ustedes perfectamente saben la determinación que tenía o su lado “soñador”, lo pongo entre comillas porque más que un nuevo sueño, era una meta que haría todo lo posible por verla realizada.
Pero a la vez, me siento afortunada por haber tenido la oportunidad de laborar muy de cerca con él, algo que me permitió conocerlo en otra de sus facetas, en la de líder de una empresa que fundó y echó a andar a pesar de todas las adversidades que pudieron haberse presentado.
Recuerdo la primera vez que crucé palabras con él, en su oficina, detrás de su escritorio… y si les soy sincera, me asusté. Ver un semblante tan serio me hizo pensar en que sería de esos jefes súper estrictos, sin embargo, al empezar a charlar me transmitió la confianza necesaria para que no lo viera de esa manera y poco a poco fuera dejando esos nervios que suelen darnos durante una entrevista laboral.
Jesús tenía muchos dones, y uno de ellos era el poder ver en las personas un potencial que en ocasiones, ni nosotros mismos nos percatamos de ello, así pasó conmigo, decidió contratarme a pesar de mi inexperiencia en el mundo del turismo y fue increíble todo el acompañamiento que vino de su parte, y desde mi perspectiva, eso lo lograba porque sabía ser un gran líder para “nuestra pequeña pero gran empresa”, como solía referirse.
Escucharlo hablar sobre distintos temas, desde el nacimiento de la empresa, sus inicios, nuevas ideas, anécdotas personales, y más, era algo fascinante y un gran ejemplo e inspiración para mí.
A lo largo de los meses iba descubriendo nuevas facetas de Jesús, desde jefe, hasta llegar a verlo desenvolverse en su papel de amigo, colega, papá, esposo e hijo; y si algo dejaba en claro, era que si preguntaba por ti, si se interesaba por saber más de tu vida, su interés era genuino, y si había algún problema, buscaría la manera de ayudarte a resolverlo.
De los momentos que más añoro son las coberturas que hacíamos en conjunto, para ir a una edición de Gala, aniversarios, o eventos que requirieran a la mayoría del equipo, eran únicos, reunirnos en la oficina para dividirnos en los autos y hacer la parada técnica en algún puestito al borde de carretera para comer, pero no cualquiera, sino en algunos que hubieran conquistado su paladar; o esas lluvias de ideas en las que, a su manera, con líneas, dibujos, letras, o lo que fuera, intentaba plasmarlas para echar a andar un nuevo proyecto.
Hoy entiendo que Jesús formó parte mi vida para compartirme un poquito de ese gran aprendizaje que poseía, de esa gran determinación y fuerza de voluntad que tenía, pero sobre todo, para demostrarme que podemos crear nuestra propia realidad si somos capaces de ver más allá de los límites que nosotros mismos nos ponemos, de todo corazón, y hasta los Himalayas, ¡gracias Jesús!
Wendy Pérez
Editora en jefe
ABZ Turístico