DESDE LOS HIMALAYAS 300
Fue en 1997 cuando te conocí, entrabas y salías de aquella oficina de la calle Lincoln y siempre platicábamos, aunque todos decían que yo no hablaba, pero tal vez en eso nos parecíamos, ambos tímidos pero buena onda.
Dicen que todos venimos de donde mismo, y de alguna manera es cierto; todas las empresas dedicadas a los medios publicitarios en el Occidente de la República Mexicana nacieron en Asesoría Turística, con Gustavo Díaz-Víquez, donde tú te encargabas de la distribución y yo del diseño. Sin temor a equivocarme puedo decir que conocí todas tus facetas, me conocías bien y yo a ti, sabías mis secretos y yo los tuyos. Solo tú y yo supimos el trabajo que ha costado llevar a ABZ al lugar en el que ahora está; todas las veces que nos desvelábamos para sacar a tiempo la revista, todas las situaciones que enfrentamos y de los que muy pocas personas conocen.
Recuerdo que unos años antes de tu partida fuimos a hacer una sesión de fotos al Jardín Japonés en Colomos, ya que en ese entonces tuviste un indicio de esa extraña enfermedad que después superaste y querías tener memoria fotográfica con tus tres hijos (aún no nacía Isabella) porque pensabas que te irías antes, pero no fue así.
Muchos recuerdos vienen en todo el tiempo que laboramos juntos; mi hijo tenía pocos días de nacido cuando comencé a trabajar contigo en Distribución Dinámica en el 2008, que justo un año después comenzó a transformarse en ABZ, cuando las circunstancias cambiaron y buscamos hacer algo diferente dentro de los medios existentes.
Y vaya que tomó mucho tiempo en que las aguas tomaran su cauce, fueron varios años de estiaje que poca gente resiste y, a pesar de que se fueron muchos, llegaron otros y convirtieron a ABZ en el medio más reconocido, gracias a tu singular manera de hacer las cosas y como los buenos deportistas, te fuiste en la cúspide de tu carrera, sin despedirte, sin avisar y sin poder darte el último adiós.
La historia es larga, 25 años de conocerte, la mitad de nuestras vidas y pareciera que mi mente aún se resiste a creer que ya no estás porque te he soñado varias veces; justo anoche soñé que platicábamos en la oficina, tal vez agarraste la bici y te fuiste a visitar al Dalai Lama y estás esperando el momento de regresar para ver a tus hijos triunfar y a tus amigos abrazar, Yisus.
Jorge Hernández Corona
ABZ Turístico