Desde Los Himalayas 273
SOLO ES GRANDE EN LA VIDA QUIEN SABE SER PEQUEÑO, ASÍ ERA JESÚS ROMERO.
Hay personas que marcan nuestras vidas, que por alguna extraña razón se cruzaron en nuestro camino y que de una forma u otra nos dieron grandes lecciones de vida.
Nosotros (Vero y Alonso), tuvimos la oportunidad de conocer a alguien así, trabajador, idealista, perseverante, necio, gran jefe, buen esposo, excelente padre y un amigo “muy neta” a quien la vida le dio la oportunidad de formar una gran familia.
Un hombre saludable y lleno de energía, quizá es por eso que nos cuesta entender que la muerte te haya arrebatado de nuestro lado, lamentamos mucho saber que no volveremos a verte.
Jesús fue alguien a quien le aprendimos que todo se puede lograr si en verdad lo quieres, nos enseñó que la vida te recompensará con base a la cara que le pongas, que todo tiene un por qué, y que si tu vida es muy ajetreada, es mejor que la vivas corriendo… en algún maratón.
Nos enseñó no solo a correr, sino a amar hacerlo. Compartió sus técnicas de pisado, el cómo debes hidratarte o qué hacer en caso de emergencia durante el camino; nos fue preparando y al final compartimos una carrera, él en 42 km y nosotros apenas llegando a los 15 km, así logró transmitirnos ese amor por correr, por disfrutar una carrera y en el trayecto sentir esa libertad que tanto amaba.
De él también aprendimos que en esta vida debes dejar huella, haciendo las cosas diferentes, con humildad, con perseverancia, con coraje, pero sobre todo, amando lo que haces, algo que él ha cumplido al pie de la letra, porque su recuerdo sigue tocando nuestro corazón.
Conocimos a un Jesús que pocas veces dejaba salir, sin el caparazón que formaba parte de él. Tuvimos la oportunidad de convertir los viajes de trabajo en experiencias maravillosas; de trabajar largas jornadas; de recorrer trayectos muy largos aunque encontráramos cerrado el sitio que queríamos conocer; de pasar toda una tarde sentados en un solo lugar comiendo champiñones, tomando vino tinto y tratando de arreglar la vida; de caminar por las calles haciendo lo que tanto le apasionaba: tomar fotos; de reírnos hasta sentir dolor en la panza de nuestras propias ocurrencias, haciendo malabares o despertando a los amigos con una llamada en la madrugada.
Hay recuerdos que nunca se borran y personas que no se olvidan, y en nuestro corazón siempre vivirá el recuerdo de nuestra amistad.
Seguro nos volveremos a ver, te queremos mucho Jesús.
Verónica García y Alonso Yerena
Gerente General y Director General de NaturLeón