Las Palmas by the Sea, un pionero en la hotelería vallartense
La historia del Hotel Las Palmas by the Sea se difumina entre relatos de familia y la evolución de uno de los puertos más mexicanos, Puerto Vallarta; su andar conjunto se reforzó este año al celebrar el hotel 40 años de operaciones ininterrumpidas.
Dos familias, un complejo
Para remontarnos al inicio es necesario virar a 1975, cuando el fundador de la propiedad, Ernesto “Ernie” Urquídez Cruz, empresario restaurantero de California enamorado del destino y apasionado de la cultura mexicana, poseía una propiedad rústica llamada Las Palmas Resort, con apenas 12 habitaciones y enclavada en una zona de esteros conectados por puentes, generando la sensación de ir de una islita a otra.
El ingeniero civil Gabriel Igartúa Méndez fue a vacacionar allí con su familia; fue un accidente de su hijo Gabriel Igartúa Sánchez (ahora director general del hotel) con unos cables, el 1o de enero de 1975, lo que lo llevó a hablar con “Ernie”.
Viendo el potencial del lugar y que éste se encontraba parado por situación económica, ambos empresarios trazaron un plan conjunto y ese mismo año comenzó su unión laboral; se construyeron 50 cuartos más y para 1977 inauguraron el complejo de forma oficial, con 112 habitaciones y su palapa en la entrada, convirtiéndose en todo un icono en el destino.
“Hay cambios en la mercadotecnia y la comercialización de la hotelería; cada vez más los tour operadores quieren trabajar con cadenas y grupos, pero yo espero que los socios sigan con la visión de invertir en mantener la propiedad independiente y competitiva”. Gabriel Igartúa Sánchez, director general de Hotel Las Palmas by the Sea.
Pioneros en la región
En la época en que el hotel fue construido, la zona de Las Glorias permanecía casi intacta, así que el Hotel Las Palmas fue de los primeros en ponerla en el mapa; incluso su nombre deriva de la playa en la que se encuentra, un punto privilegiado desde donde se puede observar parte del malecón de Puerto Vallarta y su bahía, así como atardeceres que, si se cuenta con un poco de suerte, pueden acompañarse con los saltos de ballenas en temporada invernal.
Volviendo a la época actual, Lorena Ruiz, viuda del fundador Ernesto Urquídez, y Gabriel Igartúa Sánchez (hijo), director general del hotel, resaltan que un motor de orgullo para ellos es que se conservan como una empresa 100% familiar, a pesar de que han existido ofertas de cadenas hoteleras por el gran crecimiento que ha experimentado el puerto, y es que una de sus prioridades siempre será mantener ese toque de calidez que los hace tener tantos clientes repetitivos.
“En los 70’s y 80’s tuvimos una serie de años con jóvenes, era el hotel joven en ese tiempo y se hizo famoso; llegaba mucha gente y se hacían grandes fiestas, se volvió un icono de la diversión, la playa era muy amplia, cabían dos o tres mil personas, incluso aquí empezó tocando Maná, como Sombrero Verde”, recuerda Lorena Ruiz.
Hoy, la evolución también llegó a sus huéspedes, pues así como reciben a jóvenes, se caracterizan asimismo por su ambiente familiar y las actividades recreativas que involucran a todos los miembros de la familia.
Un cambio forzado que se convirtió en deseado
El huracán Kenna (en 2002) causó lamentables estragos en las instalaciones, destruyendo toda la planta baja del hotel, forzando una remodelación y cambio de estructura en gran parte de la propiedad; sin embargo, esto refrescó la arquitectura y año con año no falta alguna renovación en sus espacios.
A principios de 2017 presumieron una fachada completamente renovada, desde un cambio en su color hasta un lobby y teatro con mayor espacio; los huéspedes ahora gozan de albercas climatizadas y cuartos totalmente renovados, conservando su estilo pero con ese aroma y terminados que sólo los objetos nuevos poseen.
Celebración cumbre
A lo largo de octubre, el hotel realizó una serie de actividades para sus trabajadores y huéspedes, que iban de lo deportivo a lo cultural, para cerrar el 28 de octubre con un coctel donde personal y autoridades turísticas del puerto se dieron cita.
Gabriel Igartúa estuvo acompañado de sus hermanos, Bertha, Lorena y José Igartúa. La socia Lorena Ruiz se mostró emocionada al develar una placa que ahora se ubica en el lobby, en honor a su esposo y fundador de la propiedad.
¿Qué mejor forma de celebrar su trayectoria, que reconociendo a los trabajadores que han labrado el camino? Por eso también entregaron reconocimientos a tres de sus empleados que cuentan con más de 35 años de labores dentro del equipo de Las Palmas.
La noche se engalanó con cocteles, canapés y un brillante cierre, ya que al culminar las palabras de los anfitriones, el cielo se llenó de fuegos artificiales.