Antonio Shafer, Prisma Operadora Mayorista
“No digas que no conoces un destino, investiga y obtén toda la información que tu cliente necesita, eso te abrirá muchas oportunidades”.
Es gerente comercial de Prisma Operadora, mayorista de viajes que desde 1992 tiene presencia en Jalisco y Occidente; es el Lic. Shafer, uno de los directivos más jóvenes de la industria del turismo; pero ante todo, es Tony, el apasionado del buceo, los viajes exóticos y las experiencias únicas que permean su esencia e inyectan ese toque especial a todo lo que hace.
Viajero desde pequeño
Tony nació en el seno de una familia que respiraba turismo y sus papás les inculcaron las ganas de conocer el mundo: “Recuerdo que mi hermana y yo siempre los vimos viajar y pudimos ver cómo eso los enriquecía cada vez; en la secundaria yo tenía un muy buen amigo que todavía hoy es mi compañero de aventuras, y siempre nos gustó la onda de recorrer el mundo de mochilazo”. Su primer viaje fue a Puerto Vallarta a los 16 años: “Se nos acabó el dinero (risas) y nos costó trabajo sobrevivir, pero crecí mucho y a partir de allí me encanta tratar de que mis viajes sean un reto”, comenta divertido.
“En la escuela fui malo para las Matemáticas pero siempre sacaba 100 en Historia, soy muy político y eso detonó mi amor por los viajes; más que monumentos,deseo conocer personas, idiosincrasias e historias y empaparme de lo que los hace únicos”.
La empresa familiar
A pesar de esto, él no tenía la intención de dedicarse al Turismo: “Quería vivir en Vancouver y el requisito de mis papás era inscribirme en la universidad antes de irme, mi papá me sugirió estudiar Administración de empresas y como yo no tenía ni idea de qué quería, me inscribí casi a la fuerza. Al principio no sabía si había tomado la decisión correcta, pero lo fui descubriendo casi hasta el final (risas)”.
Su última duda fue si dedicaría su vida a las labores sociales que tanto le apasionaron durante su carrera, trabajando con comunidades indígenas y recorriendo México, o si era tiempo de entrar a Prisma: “Al final ganó la familia y hoy sé que fue la mejor decisión que pude haber tomado, aunque como chavo crees que vas a llegar y cambiar todo y te topas con una realidad diferente, donde debes aprender el “tejemaneje” de la industria, que es diferente a la teoría universitaria. En realidad nunca terminas de conocer, porque hoy implementas una forma de trabajar y al final del año el mercado ya cambió, pero la carrera me dio las tablas para desenvolverme y las materias que pensé que menos me iban a servir han sido de mucha utilidad”.
Compartiendo el mundo
Algo le faltaba cuando trabajaba en la parte administrativa de la empresa: “Estaba físicamente aquí pero sentía un hueco dentro, hasta que un día por azares del destino un operador que iba a dar una plática sobre Guatemala no pudo asistir y yo di el seminario, y de pronto todo encajó en su lugar; fue allí cuando le agarré sabor al Turismo y finalmente empaté mis gustos con las cuestiones empresariales. Comencé a meterme más en el área de Operaciones e Iris, una chica que estaba con nosotros, me dejó ayudarla con sus grupos; allí empecé a diseñar viajes y a recomendar a los clientes lugares que no venían dentro de los circuitos normales”,asegura.
Asegura que en la industria debes saber de todo: “Hace años nosotros no vendíamos Asia pero se acercaban clientes con deseos de conocer Japón y yo les decía “¡Claro que vendemos Japón!” sin saber nada del destino (risas), así fui aprendiendo de muchos lugares, fui afinando los viajes y distancias, los temas de interés, los requisitos de visas, empecé a desmembrar los países, y cuando las agencias me llamaban jamás les decía que no, incluso cuando los viajes no se concretaban; una cosa llevó a la otra y por eso ahora manejamos muchos viajes a Oriente… así es como una empresa evoluciona”.
Al estudiar un lugar, se pone el reto de conocerlo en persona: “Comencé a viajar más, incluso a ferias y exhibiciones, fui conociendo operadores que manejaban destinos extraños y todo lo acompañé con visitas, ¡con decirte que Italia lo conocí hasta el año pasado! (risas)”. Eso ha permitido que quienes deseen un viaje único lo busquen para que les diseñe sus rutas, “es un enorme reto pero me gusta mucho”, afirma.
Viajes y experiencias
“Me ha pasado de todo, ahora recuerdo esas situaciones con risa pero en su momento fueron estresantes, y todo ha contribuido a que sea como soy el día de hoy”, rememora. La primera de ellas se presentó cuando quiso conocer Belice “porque nunca escuchabas hablar de ese país”; investigó todo lo que pudo, empacó su mochila y junto con un amigo puso rumbo hacia el sur, esperando disfrutar de playas paradisiacas y exóticas; lo que encontraron en cambio fue un país un tanto hostil hacia dos chavos que todavía no cumplían los 20. Después de perder su tarjeta de débito, quisieron dormir en el aeropuerto de la capital pero estaba cerrado; se acercaba la noche así que sucios, cansados y sin dinero, se encontraron en una zona que se volvía peligrosa por momentos, cuando de la nada el taxista que los había llevado allí los invitó a su hogar, donde pasaron la noche: “Nos contó del rastafarismo, su filosofía de vida, y muchas historias de su familia; al día siguiente nos llevó gratis al aeropuerto. Eso me enseñó que cuando le pones esa marca personal a tus viajes, puedes conocer personas y lugares que no te imaginabas”.
Etiopía, Irán, Myanmar, La India, Laos, Montenegro, Rumania, Bulgaria… todos son destinos que ya ha pisado, y en muchos de ellos se ha encontrado en situaciones delicadas: “Siempre hago las cosas que jamás les recomendaría a los clientes (risas), sólo para comprobar si se pueden hacer, me gusta ser conejillo de Indias y viajar “por la libre””. Eso le ha dejado muchas experiencias imborrables, como la ocasión en que se quedó varado a medio desierto del Sinaí cuando su autobús se descompuso y pidió aventón para tomar un ferry hacia Jordania, que parecía hundirse bajo el peso de las 800 personas que viajaban sobre él; o cuando de camino por las carreteras africanas se encontró a media sabana y tuvo que caminar hacia la aldea más cercana para no ser la cena de algún animal salvaje; o aquella vez en Myanmar cuando subió a un tren de pasajeros, siendo el único turista a bordo de un viaje que se prolongó por 19 terribles horas. Una experiencia destaca por sobre las demás: “El primer viaje que diseñé fue a la ex Yugoslavia; fue muy accidentado desde el inicio porque no obtuvimos las visas de Albania y tuvimos que darle la vuelta al país y cruzar por Kosovo; una noche íbamos bordeando la línea que divide Rumania de Bulgaria y de un momento a otro, el camino desapareció. De verdad, no había para dónde hacernos, el camino simplemente no existía y recuerdo vivamente que el chofer, la guía y yo nos volteábamos a ver entre nosotros, pasmados. Pero en esos momentos dramáticos tienes que conservar la calma, teníamos bajo nuestra responsabilidad a tantas personas que confiaban en que los llevaríamos a su destino sanos y salvos… así que aparentamos serenidad y retrocedimos hasta el punto anterior y encontramos un ferry que nos podía cruzar, lo tomamos con el riesgo de que no aguantara el peso del autobús. Y mientras nos comíamos las uñas, los pasajeros estaban encantados tomando fotos del Danubio, ¡jamás se dieron cuenta!(risas)… fue uno de los momentos más estresantes de mi vida porque muchas cosas podían salir mal, pero finalmente logramos darle la vuelta a la situación y salir adelante”, afirma.
Muchos otros países están todavía en su lista de deseos: Asia Central, Kazajstán, Turkmenistán, Uganda, el Himalaya… “Sé que algún día lograré conocerlos, poco a poco y a paso firme”, nos dice, alegre.
En México también ha tenido experiencias diferentes, y en nuestras playas ha cultivado su otra pasión: el buceo. “Soy buzo certificado y he realizado inmersiones en lugares que de otra manera no conocería”. Para él, lo más hermoso de esta actividad es la paz que genera: “Estás en un mundo totalmente ajeno al tuyo, te desconectas de todos tus problemas y preocupaciones; sólo importan tus compañeros y tú, disfrutar y conocer paisajes imposibles”. Le viene a la mente una frase: “Si vas por el camino donde nadie transita, verás cosas que nadie ha visto”, y él ha visto y hecho muchas cosas increíbles: ha tenido la oportunidad de nadar con tiburones y bucear en cenotes, sabiendo que su vida depende de seguir los protocolos y estar muy despierto: “Te vuelves familia con tus compañeros buzos y descubres mundos infinitos, y a pesar del riesgo te dejas llevar y te relajas, es una terapia increíble”.
El poder de una imagen
Durante sus seminarios, Tony no sólo confía en su propia experiencia sino que se documenta sobre las cuestiones sociales e históricas y los detalles singulares de cada lugar; procura que sus presentaciones contengan el menor texto posible, dando espacio a muchas imágenes que pueden despertar la imaginación de los asistentes, y con su plática genera esas ansias de conocer los pueblitos desaparecidos del mapa y los países hermosos que en ocasiones quedan fuera de las rutas tradicionales; quienes lo escuchan pueden imaginarse los colores, los sabores, los aromas que encontrarán en estos lugares pasados por alto que son igual de interesantes que los más comerciales, y por eso sus pláticas son bien recibidas y solicitadas.
“Me gusta que mis amigos me platiquen sobre sus viajes y me encanta compartir los míos, me agrada cuando los demás se acercan y me hacen preguntas, compartir lo que sabes te permite conocermás lugares y experiencias. Y cuando platico sobre un destino procuro transmitir esa sensación de asombro que vives cuando ves algo por primera vez, es lo que a las personas les hace “click” y los enamora del destino para que quieran venderlo a sus clientes; siempre habrá tiempo para los datos técnicos en otra ocasión, ya cuando se armen los itinerarios”, ríe.
Olas de cambio
“Darwin dijo que la especie que sobrevive no es precisamente la más grande o fuerte, sino la que mejor se adapta al cambio; hoy estamos en un momento de cambio y hay que aprender cómo camina la industria, con la ayuda del internet, las redes sociales y las tecnologías de la información, y aprendiendo a aplicarlas a nuestro favor. Por eso invito a todos los agentes a que investiguen, aprendan y estudien mucho, porque si no lo hacemos el cambio será muy difícil”, nos comenta.
Ese cambio debe permear todas las áreas del turismo. En el Occidente y Bajío, ése de las asociaciones como ARLAG, Sköl y AFEET, existe una marcada diferencia entre las generaciones fundadoras, las que las representan actualmente y las olas de jóvenes directivos que no participan de manera tan activa en ellas: “Tal vez se debe a que sentimos que como jóvenes tenemos historias muy pequeñas y ponernos al nivel de esos enormes personajes de la industria es intimidante; sin embargo, integrarnos es inminente, sería interesantísimo ser testigos de tanta experiencia, debemos romper esas barreras y promover la interacción; lo hemos hecho en un par de ocasiones, yo te puedo decir que Prisma lo hizo junto con Viajar LH en las reuniones de AMAV y Lorenzo Hernández y yo hicimos excelente mancuerna, haciendo algo sin color ni marca, pero poniéndole cada uno su sabor particular; la industria va por allí, hay que compartir, complementarse, ayudarse, y creo que comprobamos cada vez más que la unión hace la fuerza”.
Sus modelos a seguir
Tony asegura que además de a sus papás, una persona que siempre ha admirado es Rosa María González de Viajes Panorama, pues conoce todo el mundo y tiene recuerdos impresionantes: “Sabe perfectamente a dónde mandar a sus clientes, dónde deben comer y qué monumentos no se pueden perder; si platicas con ella sobre algún destino poco conocido, siempre tiene algún dato interesante, sabe perfectamente lo que vende porque ella misma ha viajado mucho y recuerda las cosas como si hubieran sido el día anterior, para mí es un ejemplo viviente de cómo debe ser un agente de viajes”.
Los próximos diez años
Tony ha inyectado a Prisma una gran frescura y un estilo diferente, pero insiste en que todavía falta mucho camino por recorrer: “De aquí a diez años la manera de comercializar nuestros productos cambiará radicalmente; en ese tiempo me veo con una empresa más acorde a la época y que seguirá vendiendo viajes diferentes (¿quién sabe si ya tengamos paquetes para visitar la Luna?); deseo seguir poniendo mi granito de arena para profesionalizar a la industria, y cada vez veo a más personas ávidas de aprender y capacitarse, me encanta cuando podemos romper con esa cultura de la escuela de no preguntar, así que ya sea por escrito o en persona, me siento muy feliz cuando se me acercan y quieren resolver sus dudas; también me encantaría dar clases a nivel profesional. Y en lo personal, espero encontrarme con muchos más países y destinos tachados en mi lista”.
Ésa es la esencia de Tony Shafer, el joven directivo que procura con su conocimiento y avidez por la investigación acercar al mundo a las manos de sus oyentes, convencido de que viajar es una actividad que enriquece a las personas y nos hace cada vez mejores seres humanos. Ese estilo de vida en el que busca siempre entender las cosas a fondo lo ayudó a conocer todos los aspectos de su empresa y lo ha convertido en parte fundamental de la vida y el futuro de Prisma.
“Mi pasión es viajar intentando comprender las distintas culturas de este fascinante planeta; me tomará toda la vida lograrlo, pero ya estoy en marcha”.
“Me ha pasado de todo, ahora me da risa pero en su momento fueron situaciones estresantes, y todo ha contribuido a que sea como soy el día de hoy; siempre hago las cosas que jamás les recomendaría a los clientes y eso me ha dejado muchas experiencias imborrables”.