Luis Flores Jiménez, EJECUTIVO DE VENTAS NATURLEÓN MORELIA
Uno de los primeros en formar parte del equipo de NaturLeón Morelia fue Luis Flores, quien hace 14 años comenzó su trayectoria en la empresa, cuando apenas era un estudiante de Electrónica Industrial.
“Comencé ayudando en la parte de archivo, que eran papeletas y documentos de reservas que debían llenarse a mano, me daba un tiempo en las tardes para apoyarles porque en ese entonces yo estaba estudiando Electrónica Industrial; con el tiempo mejor me dediqué a estar de lleno en el área de Archivo, luego pasé por Administrativo y así en diversas áreas”, nos relata con timidez.
Una vez que la charla fluye, sale a luz lo espontáneo de su personalidad, contándonos que incluso al iniciar en las filas de NaturLeón no sabían cuánto iba a permanecer, pues venía de una carrera completamente diferente al Turismo; sin embargo, la confianza y apoyo incondicional fueron piezas claves para que el equipo lo respaldara en aprender todo de forma empírica.
SU ANDAR HASTA LAS VENTAS
Al estar en la parte administrativa su función se inclinaba completamente al área de Cobranza, así que el agente de viajes sólo conocía su voz al otro lado del teléfono. Al presentársele hace dos años el reto de estar en el departamento de Ventas, no dudó en tomar la oportunidad, aunque acepta que hubo mucho esfuerzo.
“Muchos no me creen cuando les digo que me costó trabajo el área de Ventas, porque ahora ven cómo me llevo con los agentes de viajes y hasta dicen: ‘tú no tienes problemas con las relaciones públicas’, pero es porque ya establecí bases”.
Comenta que al inicio quería llegar con toda la formalidad y seriedad y el agente de viajes pensaba que hasta estaba enojado, tuvo que encontrar el equilibrio entre formalidad y confianza, tanto que ahora aprecia cada que sale de viaje a la decena de municipios de Michoacán que visita.
MICHOACANO CONOCEDOR
Una de las cosas que más aprecia de su trabajo es andar en carretera, tomar el volante y sentir que va sin rumbo por los caminos de su estado Michoacán; tanto lo disfruta que quien viaja con él se deja guiar por sus paradas obligadas que nutren el alma… ¡y el apetito!
“En Uruapan hay un lugar de antojitos típicos al que siempre trato de pasar, y en Zamora hay otro de carnes en su jugo, donde hoteleros y todo aquél que ha viajado conmigo pide que repita esa parada”.