Lorenzo Hernández Preciado
Lorenzo Hernández, fundador y director de Viajar LH por diez años y hasta el día de su fallecimiento, fue un empresario incansable que aportó mucha experiencia y conocimientos al turismo; pero él fue mucho más que eso, fue un entrañable amigo para todos aquellos que tuvieron la dicha de conocerlo y convivir con él.
Hace diez años, Lorenzo se nos adelantó en el camino. En esta ocasión, no para conmemorar su muerte sino para celebrar su vida, que estuvo llena de risas, diversión y buenos ratos. Así lo recordamos todos.
Hace un año nos encontrábamos tomando un desayuno muy español en las inmediaciones del IFEMA, disfrutando de la tortilla de patatas, unos churros calientes y un rico café, combinado con ese peculiar frillito que sólo se siente en Madrid a finales de enero, un Madrid que se pinta de todos los colores del mundo ya que cada año es hogar de la feria Fitur; junto a mí, Faby, mi editora Mina, y frente a nosotros, Lorenzo Iván Hernández.
Al verlo allí, precisamente en el escenario en el que su papá se movía como pez en el agua, me parecía ver a Lorenzo, no sólo por su parecido físico sino también por algunos gestos y formas en que su hijo hace relaciones publicas; era casi imposible no hacer la inevitable referencia y recordar algo de Lorenzo papá, alguna anécdota, los momentos vividos con él… y al empezar a hablar de él salieron situaciones, marcas, fechas, oficinas y nombres y más nombres de sus amigos, porque si algo hacía sin proponérselo siquiera era coleccionar amigos, unos muy cercanos, otros más lejanos por la distancia (los de Europa, por ejemplo) pero cercanos a él por la estrecha relación que tenía con ellos por temas comerciales, pero que sí o sí terminaban siendo relaciones personales.
Entonces fue que le propusimos hacer una breve nota que simbolizara de alguna forma un pequeño homenaje a ese amigo, socio comercial, compadre, cuate, mentor, padre y maestro de muchos que aun seguimos en esta vida y, sobre todo, por el camino del mundo turístico; a Lorenzo Iván le gustó la idea, desvió la mirada y dijo: “Estaría bien que lo hiciéramos el próximo año que mi papá cumplirá diez años de haberse ido”.
Al paso de un año nos volvemos a reunir en Guadalajara para retomar la plática y concretar esta idea; realmente fue muy difícil escoger las fotos y hacer la lista de a quién llamar. Al ver una foto llegan los recuerdos, los titubeos por saber quiénes aparecían en ella; vemos las expresiones de Lorenzo Iván, que de estar sonriente se pone un poco serio y después vuelve a sonreír: “Aquí está mi papá con el Chato y la Gigo, ¡mira! Jajaja, con Rogelio Guerra, qué morros estaban… mi tío Pepe Calleja. ¿Te acuerdas Yisus de la inauguración de la oficina? Seguro tú repartiste las invitaciones…”. Casi como una joya preciosa y con mucho orgullo además, nos muestra: “Miren, ésta es una invitación que le hizo el rey de España…”, o al ver una foto de su bautismo: “¿Ves? Lety Ramírez es mi madrina… ¡uy! ésta otra me gusta un ch…” nos dice con una sonrisa completa, la veo y es su familia en Manzanillo; está también la que publicó hace un año, donde aparecen en el mismo puerto, en una de esas tantas veces que fueron a pescar juntos… todas y cada una dicen algo para él, hasta las que no alcanza a identificar o saber con certeza dónde o con quién está pues su relativamente corta edad no le da para más, “Ésta tendría que ver con Carmelita Plasencia para que me ayude”. En una foto aparece Lorenzo junto a un troll holandés y Lorenzo Iván nos cuenta: “Alguien le dijo a mi jefe que estaba igualito a los trolls jajaja, por eso tenía este muñeco y yo lo tengo en mi escritorio porque es haz de cuenta mi papá”.
Ve una más y nos la muestra al mismo tiempo que dice: “¿Ves cómo lo querían?”. En ella Paz Marcela Voss lo abraza mientras participan en un crucero de Skorpios… habíamos dicho “la última foto”, pero siguen acumulándose sobre el escritorio, “a propósito de Paz Marcela y mi madrina, ve ésta otra donde están Hugo y Alejandro González, que en paz descansen, por esos son tan amigas ellas… ¿qué te cuento de éstas si tú estabas allí muchas veces?”, me dice cuando llegamos a las fotos donde Lorenzo ríe, en su mayoría al lado de Gustavo Díaz, de Gus Gracidas, de su gran amigo Javier Méndez, que también nos dejó hace algunos años, y con quien tuvo una relación muy particular ya que todo el día discutían pero no podían estar separados …
Lo recuerdo como un gran amigo, de gran corazón y súper profesional. Un hombre muy caballeroso y con un enorme sentido del humor. Los Fam´s a los que me llegó a invitar cuando trabajaba en Iberia eran increíbles, llenos de enseñanza, risas y aventuras; no dejaba pasar ningún detalle.
Mi querido Abuelo, hoy a 10 años de tu ausencia, recuerdo con mucho agrado todas las vivencias que pasamos juntos. Yo cuidándote de todas tus travesuras y tú, ¡incansable! (jaja).
Para mí es complicado hablar de Lorenzo Hernández en pocas líneas porque tengo mucho que contar sobre él; fue un hombre generoso y trabajador, siempre exigente pero era así para obtener buenos resultados. Fue un excelente jefe, y siempre le voy a agradecer la confianza que depositó en mí; le recuerdo con mucho cariño.
La primera palabra que viene mi mente al evocar a Lorenzo es Amistad. Una amistad basada no sólo en la actividad profesional, sino en el compartir lo que el alma lleva dentro. En ser auténtico uno con el otro, sin miedo a ser jamás juzgado.
Lorenzo Hernández, una de las primeras personas que conocí al ingresar al medio turístico, de gran carácter y personalidad, hombre digno de admiración y respeto, con gran sentido del humor y visionario, con defectos y virtudes como todos, pero en los que lo conocimos dejó una huella imborrable y un legado que a la fecha sigue vigente al formar una gran empresa.
Es un verdadero honor haber conocido a uno de los personajes más sencillos, alegres y profesionales del turismo.