Arturo Nieto, director corporativo de ventas Karisma Hotels & Resorts
Encontrando el Equilibrio entre vida y trabajo
Cuando platicas con Arturo, el primer sentimiento que te genera es sorpresa: su rostro es el de un hombre muy joven (aunque él dice que sólo es en apariencia), pero al enterarte de lo que ha logrado en sus quince años de carrera, todos los lugares visitados y las anécdotas que tiene para contar, fácilmente le calcularías el doble de edad. El hecho es que este joven directivo de 33 años se ha ganado a pulso su puesto en la industria turística en México.
Hotelero desde pequeño
“Siempre quise dedicarme al turismo, cuando mis papás me llevaban a algún lugar me daba curiosidad saber qué hacía el personal de los hoteles, esa puerta que decía “Sólo personal autorizado” era la entrada a un mundo misterioso, casi mágico, y quería saber qué había detrás”, comienza,“ a los 17 años terminé la prepa y me mudé de la Ciudad de México a Los Cabos; mi primer trabajo fue barriendo las áreas públicas de un resort, allí comencé a conocer la hotelería y fue cuando supe que había encontrado mi vocación”.
De regreso en la Ciudad de México decidió estudiar Administración Hotelera y Gastronomía en el Centro de Estudios Superiores de San Ángel (CESSA), a su parecer “una de las universidades más reconocidas en su ramo en Latinoamérica”. Estudiaba y trabajaba al mismo tiempo: “Cuando tienes un sueño debes hacer sacrificios, yo acomodaba mis horarios de trabajo para poder cursar las materias”. Laboró tanto en hoteles como en cadenas de comida rápida, pero estaba convencido de cuál era su camino y poco a poco se enfocó en reservaciones, teléfono y recepción, y posteriormente conoció las Ventas: “Comencé con Grupo Presidente y también trabajé en Dorado Pacífico, Meliá San Lucas y Grupo Posadas, con quienes estuve siete años”. Ya graduado, el camino de su vida profesional enfiló hacia Veracruz, Puerto Vallarta y Los Cabos nuevamente, hasta fijar su residencia actual en la capital de la República.
En 2010 surgió la oportunidad de colaborar con Karisma: “Sasa Milosevic y yo nos conocíamos de nombre y cuando él llegó a Karisma me invitó a colaborar gracias a la recomendación de una amiga mutua, Susana Ramírez; yo sabía que eran hoteles de lujo pero superaron todo lo que había escuchado de ellos; cuando estaba todavía en el proceso de entrevistas, y sé que entrevistaron a muchas personas (risas), me hospedé un par de días con ellos, ¡y me enamoré! Todos me llamaban por mi nombre y el personal siempre me saludaba con una sonrisa sincera… rompieron el esquema de cualquier hotel tradicional para mí. Disfruté cada minuto porque me sentí apapachado y recuerdo que pensaba: “Aunque no me contraten, ¡tengo que volver!” (risas), creo que es gran parte de nuestro éxito, ese servicio que brindamos a todos y cada uno de nuestros huéspedes para que se sientan como en casa”.
A pesar de tocar temas personales, su plática vuelve una y otra vez al trabajo y al hablar de sus hoteles, se emociona: “Han sido años de muchos retos, nos encontramos con un mercado mexicano nuevo para sus productos, pero en este tiempo hemos crecido en todos los niveles; aún hoy seguimos desarrollando el mercado nacional, a tal punto que Guadalajara durante cinco años no contó con oficina propia, pero poco a poco hemos logrado que nos vean como una buena opción ya que pueden visitar otras playas cualquier fin de semana, pero nosotros ofrecemos algo más; Guadalajara es un mercado muy importante ahora”.
Es un convencido de sus productos y lo que representan: “Karisma es la bandera que porto y la camiseta que llevo bien puesta, pero primero debemos vender el destino como un todo, saber ofrecer Riviera Maya, somos un destino top y sé que si no eres competitivo, si no das lo mejor de ti y le das el 100% de tu atención a tus clientes, ellos pueden elegir otra opción”.
Disfrutando la vida
¿Cómo encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal cuando te encuentras lejos del hogar durante tanto tiempo? “Debes darte el tiempo para hacer todo, aprender a trabajar para vivir y no al revés. Tengo la fortuna de estar en una industria que me apasiona así que gran parte de mi vida laboral se vuelve vida social; disfruto mucho los viajes pero también aprovecho mi tiempo en casa para convivir con mi familia y amigos, aunque en ocasiones mis reuniones se sienten como visita de doctor (risas)”
“Mi trabajo combina bien con mis gustos personales y en cada ciudad hago algo diferente; por ejemplo, en Cancún y Guadalajara juego golf y así convivo con mis tíos; me encanta la bici de montaña y cuando tengo oportunidad salgo a rodar al bosque; y en la Ciudad de México ando mucho en moto, tengo corazón biker (risas); me gusta surfear, cocino en mis tiempos libres… soy hiperactivo y nunca me aburro, siempre busco hacer algo interesante”, afirma divertido.
Su más grande pasión es viajar: “Es la mejor inversión que puedes hacer en la vida, adquieres experiencias inolvidables y regresas con amigos nuevos; me gusta viajar en grupo pero también hacerlo por mi cuenta porque así te das la oportunidad de llevar tu ritmo, no dependes de nadie más y al final del día puedes conocer a mucha gente linda que de otra manera no conocerías”. Gracias a su gusto aventurero ha recorrido gran parte de Europa, casi todos los EE.UU., Canadá, China, Tailandia y Sudamérica; quizá el más significativo de todos fue su viaje a la India: “Para mí implicó un “antes” y un “después”, no puedo explicar por qué, pero ha sido la experiencia más importante de mi vida; debes ir muy abierto a vivir el país y su cultura, porque abruma tus sentidos, desde el aroma de sus calles hasta su comida, sus colores… es impresionantemente diferente a lo que conocemos”.
Nos cuenta que en su próximo gran viaje visitará Sudáfrica con varios amigos: “Adoro la naturaleza y tengo mucha ilusión de fotografiar animales hermosos, nadaré con tiburones blancos, quiero ver pingüinos, visitaremos las cataratas Victoria… será un viaje donde trataré de desconectarme de todo y estar lo más cercano a la naturaleza posible, para recargar pilas y regresar renovado”.
“Cuando ves la sonrisa de un huésped y ves reflejado tu trabajo en la manera en que alguien te expresa lo bien que se la pasó, eso te llena, es cuando sabes que naciste para lo que haces; yo me siento bendecido porque disfruto enormemente lo que hago”.