¡Pura Vida! Recorriendo Costa Rica
Apesar de ser un país pequeño, Costa Rica alberga en su interior una riqueza natural y cultural única.
Su territorio está situado justo en el borde que separaba las culturas mesoamericanas y del norte de Sudamérica en épocas precolombinas; después de la independencia de
las Américas en 1821, formaba parte de la República Federal de Centroamérica hasta su separación ya como país independiente en 1848. La constitución de 1948 abolió el ejército (es decir que es uno de los pocos países en el mundo que no cuentan con fuerzas armadas propias), dedicando su presupuesto a la educación. Actualmente, la mayor parte de su economía gira en torno a la agricultura y la exportación de equipos electrónicos, aunque su principal ingreso es el ecoturismo, siendo uno de los destinos más visitados de Centroamérica.
Turismo cafetalero
Costa Rica le hace honor a su nombre y visitarla es sumergirte en un océano de verdor y sol; esto incluye su capital San José, donde es común que al caminar por las calles de su centro histórico levantes la mirada y observes parvadas de pericos surcando el cielo. Gracias a su ubicación donde todo el año reina un clima semi-cálido y húmedo, la ciudad está rodeada de kilómetros y kilómetros de plantaciones cafetaleras donde se pueden realizar ecotours de la mano de guías expertos que te explicarán desde el proceso de plantación y cosecha de los granos hasta el proceso de tueste, incluyendo catas y degustaciones de café con chocolates y mucho más.
A sólo 15 minutos del aeropuerto de San José y rodeada de plantas de papaya y árboles de mango se encuentra la finca Rosa Blanca, hermoso hotel boutique de lujo enclavado en el centro de una enorme plantación cafetalera en el Valle Central. El lugar cuenta con certificados de excelencia y fue nombrado por Condé Nast Traveler como uno de los 10 mejores Pequeños Hoteles del mundo. Cumpliendo al pie de la letra con el estilo nacional de la sostenibilidad, este hotel que en 2015 cumple 30 años de vida procura reducir al mínimo su huella ecológica, siendo el primer hotel sostenible certificado en el país y el miembro con la más alta calificación del programa de Certificación en Turismo Sostenible (CTS), además de regirse bajo las cuatro C’s (Conservación, Comunidad, Cultura y Comercio); sus instalaciones realmente son sostenibles ya que el edificio aprovecha el soleado clima del Valle Central para obtener energía a través de paneles solares, recicla la pulpa obtenida de los cafetales para producir fertilizantes y es tal su compromiso con el medio ambiente que hasta sus habitaciones cuentan con ropa de cama natural hecha de bambú, lo que nos da una idea de la seriedad con la que abordan el tema. Pero no es sólo su responsabilidad social lo que los hace destacar, ya que hospedarte allí es una experiencia de contacto con la naturaleza costarricense.
Entre volcanes y bosques
Desde San José puedes desplazarte a cualquiera de los volcanes que dominan su paisaje, desde el Barva que se encuentra justo sobre el complejo Rosa Blanca hasta el Poás con su hermoso lago de aguas turquesa que se formó en su cráter apagado, el activo Turrialba con sus exhalaciones que se funden con las nubes, o el Irazú con sus múltiples cráteres y su hermosa laguna color esmeralda. Todo en Costa Rica está cerca, desde el sureño Parque Nacional del Corcovado, su reserva natural más importante con hermosos bosques vírgenes, cascadas naturales y considerado como “una de las zonas más
biológicamente intensas del mundo” por la revista National Geographic, hasta el refugio de la vida silvestre Barra de Colorado, en la frontera con Nicaragua, donde monos, pájaros y hermosas ranas multicolores tienen su hogar y es ruta de paso en las migraciones de tiburones toro; los locales aseguran también que es común levantarse con el sol en alguna de sus playas del Caribe y contemplar el atardecer en el Pacífico, todo en un mismo día. Además, recorrer los caminos de este hermoso país es un deleite, ya que puedes absorber ese verdor que emana de todas partes, serpenteando por caminos bordeados de cafetales y cerros dedicados al cultivo de plantas de ornato.
Parque Manuel Antonio
Otra de sus regiones más emblemáticas es el Parque Nacional Manuel Antonio, con uno de los paisajes más impresionantes de todo el país gracias a sus deslumbrantes arenas blancas que contrastan con el verde follaje que roza sus aguas cristalinas; dentro de su territorio cuenta con infinidad de opciones para el turismo, desde recorridos en kayak, senderos para caminar o andar en bicicleta, pesca, recorridos por el manglar, avistamiento de especies silvestres y más, todo con un fácil acceso y un abanico de opciones de alimentos y hotelería.
Allí se encuentra el hotel Arenas del Mar, parte de la Colección de alojamientos de lujo sustentables Cayuga; protegido por el bosque lluvioso y con hermosas vistas del Pacífico, este hotel familiar cinco estrellas con 38 habitaciones es un orgulloso portador del premio Cinco Hojas por Sustentabilidad gracias a su huella de carbono 100% neutra, y ha recibido numerables reconocimientos por parte de Trip Advisor, Travel + Leisure, Condé Nast Traveler y otras publicaciones de prestigio internacional. Todas las plantas dentro del hotel son endémicas de Costa Rica, así que el uso de pesticidas y fertilizantes es nulo, pero lo que llama más la atención de este paraíso lluvioso es que de sus 4.5 hectáreas de terreno, 3.2 constituyen una reserva natural que actúa como corredor ecológico que expande el parque Manuel Antonio, con más de 7,000 especies de árboles nativos y miles de plantas endémicas que poco a poco han recuperado el paisaje usado anteriormente para el cultivo de plátano; asimismo, tiene una serie de protocolos para la protección de la fauna silvestre y así impedir que los animales que habitan cerca de la propiedad se vuelvan dependientes del ser humano.
Y como parte de ser socialmente responsable es regresar lo más posible a la comunidad, pusieron en marcha los programas “Construyendo para el Futuro” y “Curiosidad Natural”; “Construyendo para el Futuro” se enfoca en proveer a las escuelas del área con infraestructura y material de estudio como lápices, gis y papel, uniformes y libros, además de apoyarlos con programas de educación física, música y arte; por su parte, “Curiosidad Natural” pone su granito de arena en la protección del medio ambiente mediante el apoyo a la Alianza de Conservación del Mono Tití en sus programas de concientización ambiental, trabajando con cinco escuelas locales y enseñando a los niños sobre conservación y sustentabilidad.
Observando ballenas
También de Grupo Cayuga y enclavado en la cima de un monte que domina la sorprendente playa de Uvita de Osa, en Bahía Ballena, Kurá mezcla la arquitectura de vanguardia con el cuidado a la Naturaleza, que en esa región del país desborda las montañas y se funde con una reserva marina y varias playas ecológicas. Además de su cercanía con parques naturales como el parque natural del Corcovado, la reserva natural de Isla Caño, el parque marino de Ballena y el manglar de Terraba-Sierpe, Kurá goza de gran fama gracias a su restaurante donde la fusión entre la cocina costarricense tradicional y la moderna se combinan con un ambiente casual y la conciencia ambiental, ya que sólo se utilizan ingredientes tropicales orgánicos cosechados en la localidad o directamente en su invernadero, además de pescado capturado de manera 100% responsable y sustentable; su chef es originario de Uvita así que la experiencia será 100% “tica”, desde sus deliciosos sándwiches para el desayuno hasta sus románticas cenas personalizadas a la luz de las velas, que aunadas a la música de la selva te remiten a una época pura y llena de tranquilidad.
Ya sea que visites la ciudad, te dirijas al Pacífico, te bañes en el Caribe o te pierdas por sus infinitos bosques, Costa Rica te robará el aliento, siempre extendiendo una mano amiga para recibirte y llevarte a conocer sus verdes tesoros llenos de pura vida.
Ya sea que te hospedes en la ciudad o el interior, en Costa Rica existe una infinidad de ofertas eco-turísticas que te acercarán como nunca antes a la Madre Naturaleza.