Carta Editorial 158
Parece que fue ayer (frase muy trillada, pero muy ad hoc) el día en que nos encontrábamos haciendo el recuento de lo que 2015 nos había dejado, tanto en lo personal como en lo profesional. Pues bien, de nuevo ha llegado esa época de evaluar lo propio en este 2016, al que le falta ya muy poco para completar sus 365 días.
En lo personal, un servidor ha tenido grandes, de verdad grandes regalos de la vida; el más importante, ¡sin duda!, fue la llegada de una pequeñita que me ha reinventado en muchos sentidos (en todos, prácticamente): mi Sofía Isabella, que junto con sus hermanos y su mamá complementa mi vida.
En materia de experiencias, viví una que me ha dejado marcado de por vida: tuve la fortuna de tener todos los elementos necesarios, desde confianza hasta ánimo y mucho apoyo (de parte de muchísimas más personas de las que me imaginé), antes, durante y después de recorrer el Camino de Santiago; les agradezco a todos ese interés y sus palabras de aliento, su opinión y hasta sus sugerencias sobre cómo escribir acerca de mis vivencias en esos más de mil kilómetros caminados. No lo he decidido aún, ¡pero en algún momento doy la sorpresa y me suelto escribiendo! Por ahora estoy en proceso de adaptar todas las enseñanzas que recibí de tanta gente que estaba destinado a conocer, de la introspección misma que me llevó a reconocerme y reencontrarme a mí mismo, y aplicarlas a mi cotidianidad.
En el plano profesional, no me queda más que agradecer a mi equipo de trabajo, “mi gente”, esa segunda familia con la que a veces pasamos más tiempo que con la primera; cada uno es valioso, cada uno es talentoso en lo que hace, a mí me toca aprovechar sus habilidades para el bien de todos y que éstas se reflejen en nuestro trabajo, manifestado en la satisfacción de nuestros clientes que nos prestan y renuevan su confianza; esos talentos abonan a la continuidad de nuestra relación comercial, signo de que nuestros productos y servicios viven un buen momento y ya demuestran una madurez que, si bien ha llegado con los años, la hemos buscado siempre en cada acción que tomamos, para hacer rentable la inversión de cada uno de nuestros clientes en nuestras marcas.
En el caso de ABZ Turístico (que está próximo a cumplir ocho años), no sólo hemos logrado mantenernos en la preferencia de nuestros lectores en este segmento tan competitivo, sino que hemos ido rebasando fronteras (metafórica y literalmente) y la revista es seguida muy de cerca por destinos y cada vez más lectores fuera de México. Nuestra incursión (que no es nueva) en redes sociales les ha redituado a nuestros clientes una multiplicación por varias decenas de millares en términos de personas alcanzadas en este año; al multiplicarnos (de allí nuestra frase #EnTodosLados), hemos logrado cifras récord de audiencia con nuestros posteos y presencia en vivo, ya sea en eventos, FAMs, conferencias, ferias turísticas y más ocasiones. El estilo que usamos ya es nuestra “marca registrada”, y con orgullo escuchamos “¡ahí viene la foto ABZ!”; ahora utilizamos también videos y el año que viene… bueno, ¡ya lo verán!
Este año también relanzamos otro medio y sus canales de comunicación dirigidos al consumidor final. Nuestra marca ANDA! Vete de Viaje ha dado resultados que también han rebasado nuestras expectativas (así estaba planeado, claro); los agentes de viajes que se han ido integrando a nuestro directorio han encontrado un canal de promoción que termina en ventas. También para esta marca hay muchas novedades (¡ya quiero que sea enero para que las conozcan!).
Pero bueno, aún le quedan días al calendario y “vayamos despacio, que tenemos prisa”; por ahora es momento de agradecer: a ustedes, estimados lectores y seguidores de todo lo que hacemos, por su invaluable preferencia; gracias a mi gente, que batalla pero al final logra entender todas las “borucas” que tengo en mi cabeza, aterrizándolas en el producto y servicio que ofrecemos, aportando además sus ideas y su talento; gracias a nuestros auspiciantes, sin su confianza no podríamos seguir adelante; gracias a nuestras familias, que son nuestros motivos para continuar; gracias a este medio que es noble y, a pesar de sus complicaciones, siempre te brinda una, dos y miles de oportunidades más para crecer; y gracias a ese Ser Supremo (tenga el nombre y la forma que tenga), que nos permite tener salud y trabajo para seguir haciendo lo que nos gusta.
Celebremos la vida, celebremos con nuestra gente y familia estas fechas, y que el año que viene sea aún mejor que éste. ¡Mis mejores deseos!