Papá siempre nos lleva en el corazón
El hombre en muchas sociedades actuales juega una gran variedad de roles: negociante, líder, emprendedor, proveedor, pilar, jefe… a veces pasamos por alto la importancia de la profesión de “papá”, cuando en realidad fueron, junto con nuestras madres, la primera influencia y ejemplo de cómo debemos enfrentar el mundo.
Papá fue quien enseñó a sus hijos cosas tan básicas como la manera de tratar a los demás, y a sus hijas cómo deben y merecen ser tratadas y corresponder; es forjador de personalidades y opiniones sobre la vida, incluso cuando nuestra manera de pensar difiera de la de él. Y debe ser fuerte para proteger a sus hijos de las situaciones no tan agradables de la vida, a veces sin permitir que vean esa parte sensible y humanamente vulnerable que llevan dentro.
Sin embargo, cada vez más los papás (y no sólo los padres biológicos, sino también de todos esos otros tipos de “padres” que ayudan a formar a los niños: padrinos, mentores, tíos, amigos, incluso mujeres) asumir de lleno ese papel tan esencial, fortalecer el vínculo con los niños y permitirse de vez en cuando ser más reales y cercanos, a la vez que siguen siendo ese puerto seguro donde pueden descansar; cada vez más papás se permiten conocer a sus hijos, entender sus sueños y aspiraciones, reconocer en ellos a personitas con una mente propia e impulsarlos a encontrar su verdad particular; y y cada vez las sociedades se abren más a la realidad de que los hombres y las mujeres tienen la misma capacidad de consolar y guiar a los pequeños en su camino por convertirse en las mejores personas que puedan ser.
En este mes que celebramos a papá en todas sus acepciones; en el medio turístico los tiempos con la familia se recortan en muchas ocasiones por viajes y ausencias, y aunque padres e hijos comprenden que no son por gusto sino parte del trabajo, esto no quiere decir que estas separaciones no duelan hondo; aun así, los papás turisteros buscan la manera de demostrarles a sus niños (y no tan niños) que siempre los llevan en el pensamiento: un detalle comprado en una tierra lejana, una llamada al terminar la jornada laboral, un mensaje por celular, o un fuerte abrazo al volver a casa, todas son pequeñas muestras del amor que les tienen, superando el sacrificio que implica el estar lejos de ellos a sabiendas de que lo hacen por poder darles lo mejor que sus capacidades y esfuerzo les permiten ofrecerles.
Pero por encima de todo, un papá desea que sus hijos tengan una certeza: siempre estará allí, al pie del cañón y listo para correr a auxiliarlos, porque al igual que mamá, en su corazón siempre habrá un gran pedazo apartado para ellos que jamás podrá ser llenado con nada ni nadie más.