Carlos Miller, Gerente comercial y Marketing, Cruceros Skorpios
Ante nosotros se encuentra sentado un hombre sencillo y de voz suave pero firme. Cuando habla, nos sentimos transportados con la imaginación hasta el fin del mundo, allí donde el glaciar se encuentra con el volcán; él es Carlos Miller, gerente Comercial y de Marketing de Cruceros Skorpios, que desde hace 30 años nos acerca a uno de los destinos más insospechados y hermosos de América y el mundo, la Patagonia chilena.
“Sabemos que no somos un destino masivo”, comienza, “por otro lado, nuestros cruceros son prácticamente “boutique”, y ambas cosas nos permiten ofrecer actividades únicas. ¿Cuántos pueden llenar sus pulmones con aire glaciar o conocer cómo vivieron y viven todavía los primeros indígenas que colonizaron los fiordos chilenos? ¿Quién se imagina desembarcar sobre un glaciar o tomarse un whiskey con hielo que recogió allí? Estamos acostumbrados a atesorar fortunas, pero es mucho más significativo cuando atesoras recuerdos; eso es lo que nosotros procuramos crear, experiencias que durarán toda la vida”.
El comienzo de la travesía
Su historia comenzó a entrelazarse con la empresa de cruceros desde su niñez: “Mi papá era capitán del Skorpios I y amigo de don Constantino Kochifas, el propietario de la compañía y padre de mi esposa Ana María, así que la nuestra es una relación de siempre”. Carlos estudió Administración de Empresas y nunca pensó en dedicarse al turismo: “Trabajaba en un banco cuando don Constantino me invitó a incorporarme en la construcción del Skorpios II y III [al mencionar los barcos, su mirada se enternece], son como mis bebés, siento como si los hubiera armado con mis manos, recuerdo dónde compré las válvulas y de dónde mandaron los motores y me invade la emoción cada vez que los abordo”, admite.
Es casi tangible cómo disfruta su trabajo y viajar siendo el abanderado, no sólo de su empresa sino de su país: “Si viajas a Chile, de golpe te encuentras con esa naturaleza inexplorada donde puedes vivir el desierto y los hielos eternos, recorrer la Patagonia y presenciar sus contrastes. Soy un agradecido de lo que hago porque me ha permitido conocer mi país y sus maravillas; a pesar de estar en el fin del mundo tenemos todo para encantar al viajero latinoamericano, somos cálidos y receptivos, ¡hasta hablamos el mismo idioma!”, ríe.
Viajes que cambian la vida
Nos preguntamos si un viaje así es un lujo reservado sólo para unos cuantos: “Para nada, nuestros viajes son muy accesibles. Otro punto importante es que al contrario de los cruceros más grandes, nuestro barco es simplemente la burbuja que nos protege y nos lleva a vivir la naturaleza, pero también nos permite convivir con los demás; a bordo todos somos iguales y eso genera amistades y buenas relaciones”. A través de los años ha vivido infinidad de historias: “Me encanta la fotografía y tengo grabados con fuego en la memoria recuerdos de cuando, por ejemplo, quieres hacer una foto pero necesitas una luz diferente, elevas los ojos al cielo y ¡Pum! se te da esa foto, y puedes sentir una mano divina obrando para que tengas esa vivencia que cambia tu percepción de las cosas”. También ha sido testigo de otro tipo de escenas, ésas que pocas veces en la vida puedes observar, donde la esencia del alma humana se deja ver de la manera más pura: “He visto personas llorando ante la majestuosidad de un glaciar, con la emoción de poder ser parte de ese momento único en la vida; he visto a individuos irritables tirar sus problemas por la borda y transformarse en otros, es como si la aventura de estar en contacto con la naturaleza te limpiara el alma, convirtiéndote en una persona nueva y con ganas de vivir la vida de forma distinta. Además del nacimiento de mis hijos, ésas son las experiencias más grandes que me ha tocado vivir”.
El tiempo apremia, Carlos debe tomar un avión para seguir con su labor de llevar a Chile a todo el mundo, así que finaliza con esta frase: “Los viajeros vamos quemando etapas; Chile es para aquéllos que ya tienen muchos kilómetros recorridos y están buscando algo distinto, queremos que nos permitan superar por mucho cualquier travesía que hayan hecho hasta el momento”. Nos despedimos, nuestras mentes llenas de imágenes que esperamos poder contemplar en vivo alguna vez, subidos en un barco con rumbo al fin del mundo.