FAM MEGA TRAVEL Turquía
En pocos lugares de la Tierra puedes visitar dos continentes sin salir del mismo país. Ese misticismo y fascinante geografía, cruce de caminos de algunas de las más diversas civilizaciones a lo largo de la historia, han hecho de Turquía un punto de encuentro de culturas y, por ende un destino mágico que genera que quien la visite se sienta parte de un cuento de hadas, o mejor dicho, de una historia de las Mil y Una Noches.
British Airways nos lleva de México a Turquía con su vuelo 242 a Londres y el 680 a la ciudad de Estambul; la terminal 5 del aeropuerto internacional Heathrow de Londres es nuestra casa por unas cuantas horas. Tras el vuelo transatlántico y ya instalados en la ciudad turca, necesitamos descansar para preparamos física y mentalmente para todo lo que experimentaremos en los próximos días.
Ankara, la capital del país, es un punto clave comercial e industrial, al encontrarse en el centro de todos sus caminos; asimismo, esta anciana ciudad brinda aquí y allá vistazos de los siglos de culturas diferentes que pasearon por sus calles, con castillos y ruinas de civilizaciones hoy desaparecidas que conviven con estructuras modernas como el mausoleo de Mustafa Atatürk, líder de la Guerra de Independencia y fundador de la República de Turquía. Kusadasi, antigua ciudad que hoy alberga algunas de las más hermosas playas del país, es punto de conexión de una gran diversidad de circuitos turísticos, por su cercanía con ruinas y otros centros de interés.
Estambul es una hermosa mezcla de culturas europeas y arábigas que le imprimen un aire único. Es obligado contemplar sus joyas arquitectónicas, como Santa Sofía, el sobrecogedor templo bizantino convertido en mezquita y que actualmente es un museo, o la Mezquita Azul, edificio del siglo XVII que recibe su nombre por los miles de mosaicos de ese color que adornan su interior. Es tradición imperdonable visitar el Gran Bazar, con sus colores y aromas, especias, tapetes, baúles y joyas, es tradicional. El arte del regateo alcanza niveles inimaginables y puedes encontrar una ganga o simplemente pasar un buen rato y tener una deliciosa comida. Por la tarde tomamos un crucero por el Bósforo, ese estrecho que divide la parte europea de Estambul de su porción asiática y que une el mar Negro con el mar de Mármara; a lo largo de la orilla observamos castillos y viviendas que han resistido muy bien los embates de los siglos.
Las maravillas naturales de Turquía son casi infinitas. De camino a Ankara, su capital, hacemos una visita a Tuz Gölü o Lago Salado, el segundo lago más grande de Turquía; estar frente al lago equivale a pararse sobre un espejo del que en ocasiones no se distingue la orilla, y donde el cielo y la tierra se funden en un paisaje sin horizontes. Por su parte, Pamukkale, en la provincia de Denizli, nos presenta un paisaje surrealista que es considerado por algunos, y con razón, como la octava maravilla del mundo: imagina un paisaje de cascadas blancas de roca y lagunas de aguas termales, a los pies de las ruinas de una ciudad sagrada. Es más impresionante aún saber que sólo Pamukkale y Hierve el Agua, en Oaxaca, son consideradas las únicas dos joyas de su tipo en todo el mundo. No puedes dejar de viajar en globo sobre Capadocia, en la parte central de Anatolia; la región parece haberse detenido en el tiempo, y aún hoy existen personas que moran en viviendas excavadas en la roca, ejemplo muy actual de la adaptabilidad que tenemos los seres humanos para habitar cualquier lugar de la Tierra. Allí nos espera una de las experiencias más enriquecedoras de este viaje: contemplar el amanecer a 1,000 metros de altura sobre un globo aerostático es algo casi místico, donde lo único que te rodea son kilómetros de aire puro y silencio para pensar y meditar mientras contemplas maravillado las chimeneas de hadas, columnas rocosas que abundan en esa región.
Este país goza de una mezcla cultural-religiosa que se respira en cada rincón. Göreme es al mismo tiempo ciudad y museo, con iglesias excavadas en la tierra donde los frescos bizantinos esperan al turista; cerca de allí se encuentra Uchisar, ciudad troglodita fortificada con cámaras conectadas por escaleras, túneles y pasajes laberínticos. Efeso, ciudad de origen grecorromano, con sus bibliotecas y templos, alberga la casa donde se dice pasó sus últimos años la vírgen María, y donde actualmente existe una pequeña capilla bizantina, visitada por miles de peregrinos cada año. Özkonak, en Avanos no es un destino para los impresionables; esta ciudad subterránea utilizada por las comunidades cristianas en lo que hoy es Turquía para esconderse de los ataques árabes, aunque algunas partes parecen haber sido construidas mucho antes, se extiende por kilómetros de penumbra, con las frías paredes y la sobrecogedora oscuridad creando un vacío a tu alrededor, y saber que hasta 60,000 almas vivieron entre estos pasadizos te invita a imaginar cómo era la vida en esa época.
El simple hecho de recorrer las calles de sus ciudades, probar su gastronomía, admirar sus objetos, contemplar sus muestras culturales y bailes, llena a Turquía de una magia atemporal, donde lo nuevo se mezcla con lo viejo, en un país tan único como la experiencia que acabamos de vivir un grupo de agentes de viajes invitados por Mega Travel de Occidente bajo el marco de las celebraciones de su aniversario número 12 en el occidente del país.