Reno hay que vivirlo FAM Reno-Tahoe con Travel Nevada y Ad Nova
Se pueden escribir infinidad de cosas sobre un destino; sin embargo, no hay nada como visitarlo personalmente para poder experimentar todo lo que éste nos puede ofrecer.
Reno, conocida en un tiempo como “la pequeña ciudad más grande del mundo”, nos muestra su mejor cara desde el instante en que bajamos del avión. El vuelo 998 de Volaris cubre la primera ruta internacional que el Aeropuerto Internacional de Reno-Tahoe recibe en más de dos décadas; los pasajeros probablemente tendrán la oportunidad de convivir con Quentin S. Koch, vicepresidente del aeropuerto, quien junto con su equipo procurará que el trámite de ingreso sea más ágil, atendiendo a las necesidades de quienes con emoción aguardan el inicio de su visita y dejando en claro la calidad y calidez de los ciudadanos de este destino. En nuestro caso, tras la puerta de ingreso nos aguardan Brittany, Kaitlin y Christina, representantes de la Comisión de Turismo de Nevada, quienes por tres días serán nuestras guías y amigas en esta aventura.
Experiencia 360
En Reno todo se encuentra al alcance de la mano y la ciudad tiene actividades para toda la familia. Los Outlets at Sparks nos invitan a pasar un día de compras, con tiendas para todos los gustos y buenos precios, con el plus de que a lo largo y ancho de los corredores, uno puede encontrar estatuas de varios de los íconos históricos de la región; más tarde, se puede disfrutar de una deliciosa cena y una emocionante noche de casino en los hoteles Peppermill Reno y ElDorado; cada uno cuenta con impresionantes restaurantes de especialidades y un sinfín de juegos de azar.
Pero no todo es comprar y apostar. Reno alberga, entre muchos, al Nevada Museum of Art, con su moderna arquitectura y colecciones que apuestan por la conexión entre el hombre y la naturaleza, así como la conversión de objetos “de desecho” en obras de arte. Ahora el museo es hogar temporal de la obra de dos artistas mexicanas, Betsabé Romero y Consuelo Jimenez-Underwood, quienes con técnicas muy diferentes abordan la singularidad de una región cuya rica historia mezcla las raíces latinas con la modernidad estadounidense. Al observar la obra de Jimenez-Underwood, uno no puede evitar percibir la angustia del migrante, quien no encuentra su sitio en ningún lado de la frontera que separa nuestros países; por su parte, Romero nos transporta a un mundo donde objetos como mesas y molinillos se vuelven muestras flotantes de la magia de la palabra escrita; en sus siete galerías, el museo alberga además colecciones aborígenes australianas, arte de la Gran Cuenca de los EE.UU. y paisajismo contemporáneo, entre muchas otras instalaciones. Destaca la iniciativa “El Arte”, que celebra la influencia latina en el arte norteamericano, y el museo próximamente dedicará todo su espacio a la instalación “Tahoe; A visual History” (Tahoe, una historia visual).
Caminar las calles de Reno como un nevadense más es una experiencia enriquecedora; existen aquí y allá bares donde tanto principiantes como conocedores podrán disfrutar de una cerveza artesanal rodeados de historia, como The Depot, abierto hace poco más de dos meses en lo que anteriormente fue una estación de trenes; lugares como éste apuestan por una gastronomía sencilla y reconfortante, donde uno puede sentarse a la mesa, sostener su vaso y disfrutar de la plática con amigos, dejando atrás el ajetreo de la ciudad.
Viaje al pasado
Los aventureros pueden visitar Virginia City, un pueblo “fantasma” que en realidad tiene una población de unos 1,000 habitantes, quienes se dedican a realizar tours con temática del Viejo Oeste. Dos de ellos son Deke y Donna, quienes caracterizados como personajes famosos de la ciudad en el siglo XIX invitan a los visitantes a recorrer las dos calles que componen el pueblo, con pasillos techados de madera a manera de banquetas que dan acceso a tiendas de recuerdos, minerales, ropa y numerosos restaurantes y cantinas. Ponderosa Saloon nos recibe con la sorpresa de que al fondo del bar se encuentra la entrada a una antigua mina de oro y plata que puede ser recorrida durante un tour educativo de alrededor de media hora. También se puede tomar un pequeño autobús que visita por fuera las minas, el cementerio y algunas de las mansiones que en su tiempo fueron pilares de la comunidad virginiana. Después, uno puede disfrutar de una deliciosa comida en alguno de sus varios restaurantes, mientras escucha relatos que hacen pensar que Virginia City se encuentra en algún punto entre este mundo y el de lo inexplicable, aunque sus habitantes parecen haber aceptado ese hecho desde hace mucho tiempo.
Paisaje puro
Para quienes no estamos acostumbrados a contemplar la hermosa blancura de las colinas nevadas (y también para quienes lo están), visitar North Lake Tahoe es una experiencia que te marca. Esquiar por primera vez en las suaves colinas de Diamond Peak Resort bajo la atenta mirada de un instructor experto es a la vez emocionante e intimidante, y uno se reta a sí mismo a subir a la góndola una vez más para intentar un descenso cada vez mejor; después de tanto ejercicio, el almuerzo en el restaurante con vista a las pistas es más que merecido. Por la noche, ya bañaditos y descansados, es momento de recorrer la ciudad de Tahoe, justo sobre la línea divisoria entre Nevada y California, donde una vez más nos encontramos con una burbujeante vida nocturna. Una excelente opción para cenar es el Hard Rock Hotel, recién estrenado en noviembre, donde uno puede deleitarse con originales cocteles, exquisita comida, juegos, recuerdos y música, todo bajo un mismo techo.
El cierre con broche de oro de este viaje corre a cargo del clima, ya que tras permitirnos disfrutar de unos días inusualmente cálidos, Nevada se viste de blanco cuando nos dirigimos al aeropuerto para tomar el avión de regreso a casa. Mientras la nieve va cubriendo las copas de los árboles, puedes sentir que este viaje ha hecho algo similar contigo: te deja limpio, con una página llena de recuerdos, nuevos amigos, interesantes personajes, gastronomía, arte y más, dando paso a otra en blanco, donde se escribirá la siguiente aventura.