Imágenes de Irán
“El mundo es un libro y aquellos que no viajan, tan sólo leen una página”.-
San Agustín de Hipona.
Precisamente eso sucede con un país tan controvertido como Irán. Lo que se puede conocer de él desde occidente es tan solo una página del capítulo sensacionalista de política internacional. Por lo menos, esa era la percepción que poseía antes de pisar el territorio de la antigua Persia.
Dejando a un lado la analogía, la realidad es que pocos destinos en el mundo cuentan con tantos estereotipos y mala prensa como Irán. No vale la pena aunar en temas políticos, ésto lo dejamos a expertos en la materia. El simple hecho de viajar a este lugar, platicar con su gente, recorrer sus calles, comer su comida, acudir a sus templos y visitar sus lugares de esparcimiento, pueden formar un criterio que desecha los clichés y subraya la riqueza cultural y belleza de este legendario país, paso obligado de la Ruta de la Seda.
Una de las barreras que pudiera tener un país son las visas, lo poco que no me gusta del turismo es el engorroso trámite del documento migratorio que te avala como “apto” para entrar a un determinado territorio, ésto es algo para mi superf luo, sin embargo, indispensable. Y para viajar a Irán hay que tramitar una visa la cual realmente no es nada complicada. Aquí descarto uno de los rumores que cuentan que es difícil visitar este lugar. Otro estereotipo que podemos desechar es el origen étnico de los habitantes de Irán. Muchas veces confunden a los árabes con los iraníes, sin embargo, los primeros son un grupo étnico proveniente de Arabia, históricamente beduinos, hablan Árabe y la mayoría profesan el Islam Sunita. Por el contrario, los iraníes como origen étnico son persas o farsíes, hablan Persa y la gran mayoría profesan el Islam Chiita.
Si bien la escritura es la misma, pues los farsíes utilizan los caracteres árabes y escriben de derecha a izquierda, los idiomas son completamente distintos.
El Primer Encuentro
Es difícil describir el primer encuentro de un momento tan esperado. El mío ocurrió mucho antes de pisar territorio iraní, fue en la sala de espera del aeropuerto de Doha, escala ideal para volar a Teherán, al observar los rostros, vestimentas y gestos de la gente que pacientemente aguardaba el vuelo, me di cuenta que estaba por visitar un lugar completamente distinto.
Al llegar al Aeropuerto Internacional Imam Khomeini, por un momento un nerviosismo se apoderó de mí ya que el contar con los documentos en regla no te exime de ese sentimiento de miedo implícito al momento de arribar a un país extraño en el que se piensa se “odia a los occidentales”. Sin embargo, nuestra sorpresa fue que pasamos sin mayores contratiempos, sin siquiera recibir una pregunta, una de esas que lanza el agente migratorio con el único afán de percibir tu seguridad y que pone a prueba tu serenidad viajera.
Al finalizar los trámites propios de cualquier frontera nos recibió nuestro guía Amin, un chico joven y entusiasta, me llamó la atención que las primeras palabras que nos dirigió fue “welcome to the most friendly country in the world” no sé si éste sea un “speech” que invariablemente brinda a todos los turistas con la pretensión de calmar un poco la ansiedad que genera visitar este lugar. Haya sido así o no, estaba dispuesto a descubrirlo por mí mismo.
La Capital
Iniciar un viaje en la capital es la mejor manera de introducción a una cultura y un país. Teherán es una moderna metrópoli de más de 8 millones de habitantes. Lo que sorprende de esta ciudad son sus diversos y espectaculares puentes y túneles que intentan mitigar, sin mucho éxito, el pesado y caótico tráfico de esta urbe, aunque, sin esta infraestructura sería simplemente imposible pensar que un vehículo transitara.
Por otro lado, millones de teheranís utilizan a diario el transporte público, el cual cuenta con una coordinada red de autobuses y un moderno sistema de metro. Cuando viajo procuro moverme en el transporte público, pues de esta manera puedes tener un contacto directo con la gente común. Viajar en trasporte público en Teherán puede ser toda una odisea, pero sin duda muy interesante.
Durante una pequeña perdida, indispensable de cualquier viajero, me dí cuenta que la gente es muy amigable, al tratar de preguntar a señas, idioma universal, como llegar a determinado lugar, una persona, inclusive, se prestó a acompañarnos unas cuadras hasta mostrarnos la estación que buscábamos.
Entre los sitios que no pueden faltar dentro de una visita a la ciudad de Teherán se encuentran el Palacio de Golestán, antigua residencia real, declarada Patrimonio de la Humanidad, también figura el Museo Nacional de Irán que alberga más de 300 mil objetos y joyas de distintas épocas de la historia del país; la Torre Milad, símbolo de modernidad y vanguardia desde donde se puede admirar una panorámica inigualable de la metrópoli y por supuesto la Torre Azadi, sin duda alguna, el monumento más emblemático de la capital iraní.
Irán es un lugar fascinante en el que se fusiona y coexiste la modernidad oriental in- f luenciada por la globalización y el legado de sus legendarias civilizaciones.
En la segunda parte de este reportaje platicaré sobre las maravillas que se pueden visitar en el interior del país como Yaz, laberíntica ciudad de barro; Persépolis, ruinas de la antigua capital del poderoso imperio Persa y por supuesto, Isfahán, hermosa ciudad y máximo ejemplo del arte y arquitectura islámica.